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Edith Head, un icono del Hollywood de entonces

Por María Rodríguez Velasco, publicado en MasticadoresFEM

El verano siempre me invita a recordar viejos clásicos del cine. Disfruto tanto de esos momentos, como otros lo hacen en playas paradisíacas, con un daiquiri helado y bajo la sombrilla. Son ratitos de paz, viajes en el tiempo a los que no puedo poner precio.

Una joven Edith Head

Entre julio y agosto he vuelto a ver a Barbara Stanwyck enfundada en un vestido oscuro elegantísimo, interpretando a una ladrona en “Recuerdo de una noche” (1941); y a Olivia De Havilland en “La heredera” (1949), luciendo trajes de época con bordados cuidados al detalle. Sin duda, el estilo que me parece irresistible es el de Audrey Hepburn en todas sus películas y también, el de Kim Novak y Tippi Hedren en algunas obras maestras de Hitchcock. El factor común en casi todas ellas es una persona con flequillo recto y gafas oscuras –con lentes azules, en realidad, para asegurarse de cómo quedaría la ropa al ser fotografiada en blanco y negro-, que se convirtió en una imprescindible de las producciones de Hollywood. Hablamos de Edith Head (1897-1981), la mujer que ostenta el mayor número de premios Óscar de la historia del cine.

Se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de California, en Berkeley. Trabajó como profesora de francés y se matriculó en clases nocturnas de dibujo en el Chourniard Art College, donde conoció a su primer marido, del que adoptó el apellido que, posteriormente y a pesar de su divorcio, ella mantuvo como nombre artístico. Cuenta la leyenda que se presentó en los estudios de la Paramount y quedaron maravillados con su catálogo de diseños de vestuario. Al parecer, Edith obvió cierta información importante: la mayoría no eran de su autoría, sino un préstamo de sus compañeros para que le ayudaran en el proceso de selección. No obstante, su talento es incuestionable, sea cierta o no esta historia.

No podemos olvidar que hasta 1948 la Academia de Cine no contempló el reconocimiento al Mejor Diseño de Vestuario, aunque fuera indiscutible la estrecha relación entre la gran pantalla y la moda. Edith fue nominada treinta y cinco veces, y ganó ocho estatuillas por su colaboración en “La heredera” (1949), “Eva al desnudo” (1950), «Sansón y Dalila» (1950), “Un lugar en el sol” (1951), “Vacaciones en Roma” (1953), “Sabrina” (1954), “Los milagros de la vida” (1960) y “El golpe” (1973). Se convirtió en la principal diseñadora de la Paramount Pictures y de los Estudios Universal; pero también lo fue, a título personal, de muchas actrices de la época. Posee una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y sólo aparcó su actividad dos semanas antes de morir. Trabajó en más de cuatrocientas películas y fue la primera mujer en alcanzar el puesto de jefa de departamento de vestuario en la industria cinematográfica.

Trabajando en sus diseños con sus icónicas gafas de cristales azules

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