LA MUJER DE CENIZAS
A veces me visita,
desanda mis otoños lejanos
con pisadas ligeras,
y me susurra
su memoria de humo:
¿Viviste lo que yo anhelaba?
Ella baila en un presente prestado
sobre mi testamento de silencios,
de su boca joven nacen heridas viejas:
¿De qué perdida claridad venimos?
La madeja de su voz
aviva el rescoldo de mis excusas, y le hablo
de las sombras en aguas que nadé
de los cerrojos de miedo que me rodearon
de los muertos, que ya no son de otro
de que el cielo queda mucho más lejos.
Pero ella no escucha
su juventud coquetea con el espejo
las libélulas de su pelo huelen a hollín
mientras enreda el pasado
entre los dedos transparentes.
La mujer de cenizas
me pide cuentas.
A veces
Poema incluido en el poemario: Eva mitocondrial
Ediciones en Huida. Colección Cara B