
Hoy Hogar tiene un eco extraño,
un retumbar infinito a casa vacía.
Y sin embargo, todo es silencio,
Todo no,
que cada movimiento y cada rincón
susurra y llora tu ausencia.
Hoy me he levantado, como siempre,
ya sabes, temprano, a recibir el día,
a celebrarlo, pero lento, muy lento,
más viejo, diría, más acabado.
Cómo pesa tu nada, cómo cansa tu herida.
Y aun sabiendo que ya no estás,
ando sigiloso la casa toda. No vaya a molestarte,
aunque ya no tema tus urgencias,
ni tu protestar por mis rarezas,
ni tu mirar resignado.
Hoy te he imitado,
me he venido a mi rincón, a ensoñarme de ti,
a que tu recuerdo me lama el alma,
a recorrer, sin moverme, sendas y playas,
a recoger de la nada tus miradas,
a estremecerme de tus miedos,
a emocionarme de tus sueños
a alegrarme de tus sorpresivas llegadas,
a lanzarte mi mirada, a interpretar tu cola,
a sentir tus arranques de cariños,
¿los que pedías?, ¿los que me dabas?
Hoy ya no hay nota negra en casa.
Toda partitura está blanca.
Hoy ya no hay Jazz en la madrugada.
Hay ausencia y vacío y memorias
y no sé…
algo así como una sombra,
que me acompaña.
(Publicado en “Pliego de quebrantos”.- “Tres voces, tres mundos”, Fernando Álvarez Balbuena, Juan García Campal y Juan Manuel Martínez Valdueza, CSED, S.L., 2014)