LOS MIÉRCOLES DE MASTICADORES FEM
Por Mercedes G. Rojo (Sección: Miscelánea en rojo)
Miércoles, 2 de noviembre. 2022
En fechas recientes hemos sabido de un nombre femenino elevado a la categoría del Nobel de Literatura en este año, el de la francesa Annie Ernaux. A pesar de este nuevo avance, para igualar la nómina (ahora que son tantas como hombres o más, y con una excelente calidad) las mujeres que escriben, tendrían que seguir siendo elegidas de manera encadenada durante décadas para llegar a alcanzarlos en número, si es que ello tuviera algún sentido. Y como no es ni ha de ser así, tenemos que contentarnos con el hecho de que lo importante no es lo que nos espera en el futuro que esperamos sea más justo, lo importante a tener en cuenta son la oportunidades perdidas en el pasado y las injusticias históricas que se esconden tras tales circunstancias y luchar para que las mismas no se repitan en el futuro. Por eso hacemos este recordatorio que podemos comparar con la lista de nombres, cada vez mayor, de buenísimas escritoras que se están rescatando día a día del olvido. Al menos que nos quede la esperanza de poder llegar a leerlas algún día y de reconocer lo injusto de su obligado silenciamiento.
Tras los coletazos a comienzos de verano, en mi ciudad de León, de una Feria del Libro que nos resultó a todas luces descafeinada (o mini feria, si preferimos) para lo que es una ciudad de sus características y aprovechando también que unos días antes de este hecho me encontré, trasteando entre mis escritos, con el material utilizado para una conferencia que hace unos años preparé para la Semana de la Mujer de mi ciudad natal (Astorga), no he podido resistirme a la tentación de darle un repaso a los datos utilizados entonces y de actualizarlos en función de los cambios que se han ido produciendo al respecto, en relación con la presencia de la mujer en la literatura. Aunque la charla daba comienzo por los inicios de la misma, he preferido comenzar lo que serán una serie de acercamientos centrándome en el último punto de lo que fue dicho trabajo, el referido a los “premios” que –de alguna forma- contribuyen de forma importante a la visibilización de un cierto panorama literario a nivel internacional.
Han pasado diecinueve años desde aquel mi primer acercamiento al tema y, aunque han habido algunos avances, la evolución sigue siendo muy lenta, demasiado -diría yo- para la realidad literaria en cuanto a presencia femenina se refiere. Comencemos, pues, por el análisis al internacionalmente más reconocido de todos los premios. Espero que resulte de vuestro interés. Soy consciente de que queda un poquito largo pero he preferido realizarlo al completo para no perder el hilo del mismo. En vuestras manos queda continuar hasta el final o dejar a medias su lectura.
Este premio es entregado cada año por la Academia sueca “a escritores (y escritoras) que sobresalen por sus contribuciones en el campo de la literatura”. Dicho galardón es uno de los cinco que Alfred Nobel (su creador) dejó establecidos en 1895 en su testamento, que es administrado desde entonces por la Fundación Nobel. Lo otorga un comité de cinco miembros elegidos por la propia Academia, que cada año envían las candidaturas seleccionadas entre las propuestas realizadas por los miembros de la misma, así como de diferentes academias y sociedades literarias, profesores de literatura e idiomas, los laureados con el Nobel de Literatura y los presidentes de organizaciones de escritores autorizados a proponer un candidato. No se permiten las autonominaciones. Finalmente, en octubre, dichos cinco miembros votan y el candidato que recibe más de la mitad de los votos totales es designado como el nuevo Nobel de Literatura.
Dentro de la historia de este premio, y desde 1901 fecha del primero, se han entregado hasta el momento 118 galardones, dejando de entregarse los años 1914, 1918 (coincidiendo con el inicio y final de la 1ª Guerra Mundial), 1935 (en el que únicamente quedó desierto el de Literatura), y entre 1940 y 1943, a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Así mismo, en los años 1904, 1917, 1966 y 1974, el premio se entregó a dos personas a la vez; en concreto en 1966, uno de los dos galardones recaería sobre la escritora Nelly Sachs.
En lo que respecta al conjunto total de Premios Nobel en toda su historia, hemos de considerar que la presencia de mujeres en los mismos está bastante reducida cosa nada de extrañar si tenemos en cuenta las enormes resistencias que también durante el siglo XX las mujeres hemos encontrado (y aún lo hacemos en ciertos campos) para ejercer profesionalmente. En el mundo de las letras, la primera en recibir este premio fue la novelista sueca Selma Lagerlöf, en el año 1909.
Desde que realicé mi primer acercamiento a la situación del palmarés de este Nobel, las cosas apenas han cambiado a favor de las mujeres, pues aunque es más habitual oír sus nombres el cambio el cómputo aún queda lejos de aproximarse siquiera a un 25 % del total. Si en mi primer acercamiento contábamos con un total de 9 galardones (un 10 % aprox. de los premios entregados hasta entonces), después de diecinueve años, el total apenas alcanza las 16 premiadas de un total de 118 galardones entregados (un 13’5 %, apenas 3 puntos y medio más). Observando la progresión seguida podremos darnos cuenta fácilmente de que ni aún en un siglo invirtiendo la tendencia, conseguiríamos igualar el porcentaje en un 50 / 50; y ello a pesar del elevado número de mujeres que escriben hoy en día en todos los países y de su más que reconocida calidad.
Tras este dato es hora de conocer un poco más quienes y por qué fueron las premiadas. De entre todas ellas quizás las que más nos suenen, por popularidad aunque no sé si exactamente asociadas al hecho de haber conseguido dicho galardón, puede que sean la novelista estadounidense Pearl S. Buck (1938) y la poeta chilena Gabriela Mistral (1945). En cualquier caso realizaremos un repaso de todas ellas y de cuáles fueron los méritos que se les adjudicaron para conseguir dichos galardones. Seguiré el orden cronológico al tiempo que establezco una ligera diferenciación por décadas, con el fin de apreciar mejor su particular presencia en cada una de ellas. A poco que nos fijemos veremos también que aunque ha habido décadas en las que su presencia ha sido bastante mayor, en otras han sido olvidadas totalmente.

1909. Selma Lagerlöf (1858-1940)
Esta novelista sueca fue la primera mujer en obtener este galardón “en apreciación de su idealismo elevado, imaginación intensa y percepción espiritual que caracteriza sus escritos”. Esta maestra fue además escritora de literatura infantil, biógrafa, poeta y artista. Autora de un número importante de obras, algunas de las mismas han sido llevadas al cine y la televisión (a través de series incluso) en un amplio periodo comprendido entre 1917 y 1995, no solamente en Suecia, también en otros países como Alemania, Turquía, Finlandia, Dinamarca o Francia. Pero, ¿hasta que punto nos suena su nombre?
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1926, Grazia Deledda (1875-1936)
Casi 20 años pasaron hasta que otra mujerobtuviera este galardón, en este caso “por sus escritos idealistas inspirados que con una claridad plástica describen la vida en su isla natal y con profundidad y simpatía hacen frente a los problemas humanos en general”. Italiana, las novelas que le concedieron el premio estaban vinculadas a las tradiciones rurales y arcaicas de su isla de Cerdeña, donde –dada la imposibilidad de seguir estudios regulares, vedados a las mujeres de la época-, se forjó una cultura autodidacta, desordenada y en cierto modo poco profunda, a pesar de la cual, con diecisiete años, le permitió publicar cuentos en diversos magazines. En 1900 se traslada a Roma (por matrimonio), donde tomará distancia del regionalismo y del folclore sardo. Considerada dentro del “naturalismo” propio de la época, pasó de las aventuras románticas a las narraciones con profundidad psicológica que no pertenecen por entero a ninguna tradición literaria. Llegó a gozar de inmensa fama, incrementada por el éxito de Cenizas, novela llevada al cine, y el premio Nobel que la consagró como una escritora de proyección mundial. Como curiosidad añadiré que se postuló frente a Concha Espina en la carrera final por el galardón, que perdería la española por un solo voto de diferencia, el que precisamente le negaría el representante de la Real Academia Española (RAE)
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1928, Sigrid Undset (1882-1949).
A esta noruega nacida en Dinamarca, el reconocimiento le llega “principalmente por sus poderosas descripciones de la vida en el Norte durante la Edad Media”. Paralelamente a sus estudios de historia y arte medieval, trabajaba en una oficina para mantener a su madre y a su hermana, y escribía durante la noche, perteneciendo por derecho propio a aquella primera generación de mujeres emancipadas (en cierta medida), que percibían un salario por su trabajo. Con el sueño de convertirse en pintora, tras casarse con otro pintor noruego, vio supeditada su carrera a la de él hasta llegar a tener que abandonarla. Finalmente divorciada se vio a cargo exclusivo de una familia y víctima del eterno dilema femenino: entregarse a la vida laboral o a la familiar. Su solución, de compromiso: cuidar de los niños durante el día y reservar los domingos y las noches para su quehacer literario. Consciente de cuál era realmente la situación de la mujer «moderna», comienza a tomar parte activa en los movimientos de debate político y social en favor de la mujer y en 1940 se exilia a Estados Unidos, donde colabora activamente con el movimiento antinazi.
Sus primeras obras tratan los problemas de la mujer trabajadora para, poco a poco, volver su interés hacia valores más tradicionales y hacia los temas históricos, particularmente la Edad Media, que la consagraron como un clásico de las letras noruegas. Tras su Nobel fue nombrada presidenta de la Sociedad Noruega de Autores, la primera mujer en obtener tal distinción.
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1938, Pearl S. Buck (1892-1973)
Novelista y biógrafa nacida en Estados Unidos, que se criaría en China a consecuencia de la ocupación de sus padres, ambos misioneros. Llegaría a escribir más de ochenta novelas en muchas de las cuales retrata aspectos relacionados con la sociedad china, en un estilo sencillo y directo que junto a los temas escogidos muestran la influencia de la novelística de dicho país, obras como La buena tierra, Viento del Este, viento del oeste, Carta de Pekín,…
Los méritos que se le reconocieron para el Nobel fueron “por sus descripciones ricas y verdaderamente épicas de la vida campesina en China y por sus obras maestras biográficas”.
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1945, Gabriela Mistral (1889-1957)
Esta poeta y educadora chilena, fue la primera persona del ámbito de América Latina que recibiría este galardón (y la tercera de habla española tras Echegaray y Benavente), concedido “por su poesía lírica que, inspirada por poderosas emociones, ha convertido su nombre en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano”. Tras el declive del modernismo se convirtió en la principal figura de una de las dos tendencia en las que se dividiría la literatura hispanoamericana, la orientada hacia una poesía más sencilla y humana, alejándose del anterior, frente a quienes siguieron más los pasos de las vanguardias europeas, como Pablo Neruda quien, sin embargo y como también haría Octavio Paz, se declaraba deudor de la influencia de Gabriela Mistral y su expresividad propia basada en un estilo elemental de imágenes intensas.
Su vida se movió entre la literatura, la docencia y la carrera diplomática, actividad esta última por la que realizó numerosos viajes y pasó diversas temporadas en ciudades europeas, norteamericanas y latinoamericanas, en las que publicó la mayoría de sus obras, que pasaron por distintas etapas atendiendo temas como la condición de la mujer en América Latina, la valoración del indigenismo, la educación de los pueblos americanos, la necesidad de elevar la dignidad y condición social de los niños en el continente, la religiosidad, el judaísmo y la maternidad…
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1966, Nelly Sachs (1891-1970).
Nacida en Berlín de familia judía, esta poeta alemana entró desde muy joven en contacto con la escritora sueca Selma Lagerlöf, gracias a quien lograría escapar –junto a su madre- de la persecución nazi, en mayo de 1940. Sería en Estocolmo, donde residió hasta su muerte, que se consagraría a la escritura de su obra poética y dramática, profundamente influida por el Zohar, la tradición cabalística, el jasidismo, la Biblia y la mística de Jakob Böhme, siempre en su lengua materna, el alemán. Fue reconocida para el Nobel “por sus sobresalientes escritos líricos y dramáticos, que interpretan el destino de Israel con una fuerza conmovedora.” Dedicó su primer libro de poemas a sus «hermanos y hermanas» desaparecidos en los campos de exterminio nazis, evocando en él los padecimientos del pueblo judío a través de un complejo entramado de símbolos.
Compartió Nobel con el novelista hebreo Shamuel Agnon. Habían pasado otros veintiún años desde el último galardón entregado a otra mujer.
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1991, Nadine Gordimer (1923-2014)
“quien, a través de su magnífica épica escritura ha sido —en palabras de Alfred Nobel— de gran beneficio para la humanidad”, fue unanarradora y ensayista sudafricana en lengua inglesa y la primera mujer africana en recibir el Nobel de Literatura (1991), rompiendo con el silencio de otros veinticinco años de olvido de las escritoras frente a este premio.
Por su obra literaria, con numerosas novelas y colecciones de relatos, es considerada una de las principales representantes de la literatura sudafricana del siglo XX. Varias obras suyas fueron prohibidas por las autoridades sudafricanas, por su defensa de la libertad de la población negra, en abierta y beligerante oposición al régimen racista del apartheid. A medida que la situación en Sudáfrica fue deteriorándose, su literatura se hizo cada vez más comprometida y punzante.
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1993, Toni Morrison (1931).
Esta narradora afroamericana ha sido profesora de filosofía y letras en diversas universidades norteamericanas, también de escritura creativa. Como editora le debemos el descubrimiento de varios de los más representativos escritores de la joven literatura afroamericana de los Estados Unidos.
Autora de publicación tardía (su primera novela editada es de 1970), ha llegado a convertirse en una de las más importantes autoras contemporáneas de Estados Unidos, a la que el Nobel define como “quien en novelas caracterizadas por fuerza visionaria y sentido poético, da vida a un aspecto esencial de la realidad estadounidense”.
Aunque no es la primera escritora negra de Norteamérica, se la considera la fundadora de una literatura escrita desde y para los negros que, como ella misma, se identifican como afroamericanos, sin concesiones, traducciones ni alivios para blancos o negros integrados. Su narrativa es genuina y genéticamente femenina, además de respirar una lucidez de testigo y actora de sucesos de la vida que sencillamente ocurren (lo mismo si resultan trascendentes, maravillosos o miserables) sin asombro ni heroísmos, uno de los rasgos que se evaluaron en la concesión de uno de los más justos premios Nobel de la historia de este galardón
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1996, Wislawa Szymborska. (1923 – 2012)
Poeta, ensayista y traductora polaca, obtendría este galardón “por su poesía que con precisión irónica permite que los contextos histórico y biológico salgan a la luz en los fragmentos de la realidad humana”. Comenzó a publicar poesía en periódicos y revistas allá por sus años universitarios, trabajando también como secretaria e ilustradora en una de ellas, Vida literaria, en la que también llevaría una columna de crítica de 1968 a 1981. Publicó su primer poemario en 1952, tras uno previo en 1949 que no pasó la censura, aunque con el tiempo llegaría a renegar de sus dos primeros libros publicados por considerarlos demasiado apegados al realismo socialista.
Inicialmente miembro del comunista Partido Obrero Unificado Polaco, durante los años de la posguerra, poco a poco se fue distanciando del mismo adoptando una postura cada vez más crítica y entrando en contacto con disidentes ya desde 1957, con los que mantuvo amistad, uno de ellos Jerzy Giedroyc, con el que colaboró publicando en su revista Kultura, editada en París. Tradujo diversas obras literarias del francés, obteniendo a lo largo de su vida importantes reconocimientos literarios.
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2004, Elfriede Jelinek (1946).
Residente entre Viena y Múnich, esta novelista, poeta, dramaturga, ensayista, guionista, traductora y activista feminista austriaca, es considerada como una de las autoras contemporáneas de habla alemana más importantes. Reconocida con el Nobel “por su flujo musical de voces y contra-voces en novelas y obras teatrales que, con extraordinario celo lingüístico, revelan lo absurdo de los clichés de la sociedad y su poder subyugante”; aclamada y controvertida, sus obras se mueven entre la prosa y la poesía, y gran parte de su trabajo se puede inscribir en la sofisticada tradición lingüista de la crítica social.
Como otros autores austriacos ha repudiado a su país, al que reprocha seguir anclado en su pasado nazi. Crea en sus novelas la imposibilidad de las mujeres de lograr una vida completa en un mundo donde son pintadas con imágenes estereotipadas. Ha traducido al alemán a autores estadounidenses
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2007, Doris Lessing. Reino Unido (nacida en Irán) (1919-2013).
El premio le llegaría a la edad de 88 años, uno de los de más edad nunca entregados, a una «narradora épica de la experiencia femenina que, con escepticismo, ardor y poder visionario, ha sometido a escrutinio a una civilización dividida ». De Irán, pasó a Rodesia del Sur (Zimbabue), en el África colonial británica, con una vida bastante agitada en la que abandonó tempranamente a su familia (quince años) para ponerse a trabajar y continuar formándose de forma autodidacta. Con dos divorcios a sus espaldas se traslada con treinta años y su hijo pequeño a Reino Unido (1949), agobiada por el trabajo de ser esposa y madre y no poder dedicarse a la escritura en la medida en que deseaba hacerlo.
Su obra tiene mucho de autobiografía y se inspira a menudo en su experiencia africana, su infancia y sus desengaños vitales, sociales y políticos, que la hicieron feminista, comunista, pacifista y anticolonialista. Los temas plasmados en sus novelas se centran en los conflictos culturales, las flagrantes injusticias de la desigualdad racial, la contradicción entre la conciencia individual y el bien común. Abarca alrededor de medio centenar de novelas y gran número de relatos cortos, aunque cultivó también otros géneros como el teatro, la lírica, el ensayo, la biografía y el libreto de ópera. Sus primeros textos se adentran en la crítica social pero también indagó en la novela psicológica y existencial. Su novela más conocida, El cuaderno dorado (1962), la catapultó a la fama convirtiéndola en el icono de las reivindicaciones feministas. Pese a que ella nunca quiso dar ningún mensaje político en su obra, es considerada una escritora comprometida con las ideas liberales y fue el icono de las causas marxistas, anticolonialistas, antisegregacionistas y feministas
Cuando en 1995 regresó a Sudáfrica para visitar a su hija y a sus nietos, y dar a conocer la primera parte de su autobiografía, Bajo mi piel (1994), fue acogida con los brazos abiertos, a pesar de que los temas que ella había tratado en sus obras habían sido la causa de su expulsión del país cuarenta años atrás.
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2009, Herta Müller.
Alemana nacida en Rumanía. Escribe en alemán y su nombramiento responde a«quien, con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, describe el paisaje de los desposeídos». Con un estilo diferente y personal, muy dado a la autobiografía, Herta emplea vivencias personales que la marcaron como persona para construir sus novelas, haciendo muy difícil distinguir en ellos la ficción de la propia realidad, una realidad en la que se sintió sola desde su más tierna infancia, con una relación con sus padres realmente complicada: un padre hacia el que sentía el deber de querer (”lo quiso mucho, (pero) aborrecía su pasado en las SS”) y una madre con la que no disfrutó la relación típica de madre e hija, tras su reclusión en un campo de trabajo, que le dejó una profunda huella. Su lenguaje oscila entre el suebo (dialecto de sus primeros años y que no permite hablar con rigor de los sentimientos), el alemán (idioma en el que escribirá) y el rumano (que aprenderá ya con 15 años y “que la ayudará a comprenderse y a mejorar sus actitudes lingüísticas con el alemán”), intercambiando a menudo en sus obras el significado que las palabras tienen en una u otra lengua.
Comenzó a escribir cuando su mundo se desmoronó, volcando sus traumas (tanto en lo personal como en lo laboral) en la literatura. Escribir fue su terapia, su método particular para superar el duelo y sobrevivir, aunque su dedicación a la literatura le ha traído grandes dolores de cabeza, especialmente cuando su obra comenzó a tener repercusión internacional ganando, por ejemplo, premios en Alemania. Fue cuando el régimen de Ceaușescu comenzó a acosarla, a través de la Securitate, por miedo a que sus discursos tuvieran repercusiones internacionales.
No son pocos los que consideran que las características de su obra, así como la ingente cantidad de premios recibidos, “la consagran como una de las maestras de la literatura contemporánea y aspirante, dentro de algunos años, a clásico literario”
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2013, Alice Munro (1931)
Esta canadiense, la primera como tal y la decimotercera como mujer, anglófona, recibe el Nobel por su carácter de «maestra del cuento corto contemporáneo», siendo una de las escritoras actuales más destacadas en lengua inglesa. Su elemental vida en una granja de Ontario, en una época de depresión económica, fue decisiva como trasfondo en gran parte de sus relatos. Comenzó a escribir cuentos en 1950, en el poco tiempo que tenía, publicando algunas colecciones de los mismos, antes de que a partir de 1976 consolidase definitivamente una bien orientada carrera de escritora, en torno a colecciones de relatos que más de una vez obtendrían el premio más prestigioso de Canadá, y que han sido traducidas a trece idiomas. Cuenta, además, con una única novela Lives of Girls and Women (1971).
En nuestro país empezó a ser conocida definitivamente en el siglo XXI, con los relatos de Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (2001) y, los de Escapada (2004), que facilitaron la recuperación de su obra precedente. Aunque ya había sido traducida al español con anterioridad, se había mantenido hasta entonces como una escritora bastante desconocida, aunque muy reconocida por algunos.
Sus relatos breves se centran en las relaciones humanas, analizadas a través de la lente de la vida cotidiana, lo que junto a su alta calidad le ha valido el sobrenombre de “la Chejov canadiense». De algunos de sus cuentos también se han realizado adaptaciones cinematográficas, desde 1988.
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2015, Svetlana Aleksiévich (1948)
Es una escritora y periodista bielorrusa, de lengua rusa, nacida en la RSS de Ucrania, que actualmente vive en Berlín, tras abandonar Bielorrusia por segunda vez en 2020, con ayuda de diplomáticos de diversos países después de anunciar en prensa que estaba siendo vigilada por las fuerzas de seguridad de dicho gobierno.
El galardón del Nobel literario le llegaría«por sus escritos polifónicos, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo», la primera escritora de no ficción con este premio en más de medio siglo
Profesionalmente se ha debatido entre el ejercicio del periodismo (que estudió en la Universidad de Minsk y que ha llegado a ejercer como reportera) y la enseñanza, que ha ejercido como profesora de historia y de alemán, y que le venía de tradición familiar. Literariamente hablando comienza su recorrido ya en sus días de escuela escribiendo poesía y artículos para la prensa escolar y también en la revista literaria Neman de Minsk, donde publicó sus primeros ensayos, cuentos y reportajes.
Destaca dentro de lo que se considerado como un nuevo género literario: la escritura polifónica denominada como «novela colectiva», «novela-oratorio», «novela-evidencia» o «coro épico», entre otras fórmulas; con textos a medio camino entre la literatura y el periodismo usados mediante la técnica del collage en la que yuxtapone testimonios individuales para acercarse más a la sustancia humana de los acontecimientos. Su obra es una crónica personal de la historia de los hombres y mujeres soviéticos y post soviéticos, a los que entrevistó para sus narraciones durante los momentos más dramáticos de la historia de su país. Entre sus convicciones está la de que “las mujeres son la vanguardia de la sociedad”, aspectos por los que ha estado en el punto de mira de su gobierno.
Su libro Voces de Chernóbil (1997), uno de los pocos libros suyos traducidos al castellano (2006) antes de ganar el premio Nobel, ha sido traducido a veinte idiomas, mientras sigue prohibido en Bielorrusia. También ha compuesto numerosos guiones para documentales y varias obras de teatro.
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2018, Olga Tokarczuk, (Polonia, 1962).
Esta escritora y ensayista polaca, autora de adaptaciones escénicas, poeta y psicóloga, recibe el galardón «por una imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de fronteras como una forma de vida».
Con la popularización de sus primeras obras abandona la atención a enfermos mentales en la que trabajaba para dedicarse en su totalidad a la escritura, cuyas primeras historias había comenzado a publicar (1979) en un revista juvenil, bajo seudónimo. Relatos, novelas y ensayos componen su obra, inspirados los primeros por la obra de Carl Gustav Jung, Antón Chéjov, Thomas Mann, Nikolái Gógol y en las historias fantásticas de Edgar Allan Poe.
Algunas de sus obras han recibido importantes premios literarios y alguna otra, como la novela titulada en español Sobre los huesos de los muertos ha sido llevada al cine (en 2017, como Pokot; El rastro en español).
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2020, Louise Glück (New York, EEUU, 1943).
Es la más reciente de las galardonadas con el Nobel de literatura, en esta ocasión «por su inconfundible voz poética que con austera belleza hace universal”. Además, en su país ha recibido también el Premio Pulitzer (1993, por su poemario El iris salvaje) y otros importantes galardones y honores, así como diferentes ayudas y becas a la creación de instituciones como la Guggenheim y la Rockefeller
Es autora de once libros de poesía, entre los que incluye una compilación de su poesía temprana, también premiado, y ha publicado una colección de ensayos, Proofs and Theories: Essays on Poetry (1994), que recibió del PEN Club Internacional el premio Martha Albrand de literatura de no ficción.
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En esta relación de escritoras galardonadas con el Nobel de Literatura, no deberíamos perder de vista el particular caso de nuestra Concha Espina, quien sin duda ha sido la más nominada a este internacional galardón a lo largo de toda nuestra historia. Habiéndolo sido en más de una veintena larga de ocasiones, en al menos cinco de ellas llegó a contarse entre los nombres de los firmemente finalistas y a punto de conseguirlo en una de esas ediciones, como ya dije antes. Un particular caso sobre el que espero volver en alguna otra ocasión.
De momento, llegados a este punto y puesto que ha sido inevitable extenderme en el recorrido, aún yendo a contenidos mínimos, dejaremos el análisis de los Premios relacionados con las letras Hispanas para una próxima entrega, y aprovecho la llegada del verano para invitaros a recuperar la lectura de algunas de estas interesantísimas escritoras o a descubrirla por primera vez si aún no lo habéis hecho.