Desde mi terraza pensaba en la temperatura del día, disfrutando de respirar el tierno amanecer y un café caliente. El frío y el calor, de un extremo a otro. Yo estoy en medio. Sin embargo, la precisión de esos dos extremos es subjetiva ¿En qué punto específico se define el frío o el calor?
Luego pensé en lo tibio, lo bien que se está aquí, lo bien que se siente la neblina, o el vaporcito del café, un beso de mariposa, un pestañeo en la cara, una sábana tibia para aliviar los efectos de la anestesia o la pérdida de sangre. Quien quiera que haya experimentado algo de eso, sabrá que la tibieza es la temperatura perfecta, la más tolerable y hasta bienvenida para los humanos.
Ahora bien, es comprensible que ante la palabra “tibieza”, nos venga en mente aquello de “me repugnan los tibios”. El caso es que de pronto, esa conexión explica de igual manera la bipolaridad social que existe en la actualidad, y que quizá sea una bipolaridad sistémica que ha existido desde hace siglos. A lo largo de la historia se han ido creando sociedades bipolares, enfermizas ¿por qué? En la biblia se encuentra el verso del Apocalipsis que narra: “`Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” Ap.3:16. Eva Perón, en su apoyo y divulgación del peronismo, utilizó mucho esa frase para enfatizar el nivel de fanatismo que debe existir en los aliados para ser considerados aliados, de otro modo, asquean y más valiera ser enemigos: “ Los tibios, los indiferentes, las reservas mentales, los peronistas a medias, me dan asco. ( Cita de El ciudadano.com a 101 años del nacimiento de Evita Perón).
Y así, a lo largo de la historia universal, nos vamos encontrando con situaciones y dramas sociales que pareciera no dejan espacio para la templanza, o el equilibrio. Estamos siempre a extremos unos de otros, tristemente.
Piensa en el arte como algo que ejemplifica (al menos en apariencia) el valor de la bipolaridad, puesto que es casi siempre una especie de chispazo, según algunos, lo que detona el momento creativo. ¿De verdad es así?
Se nos ha hecho creer que un genio o un artista, es un afortunado bipolar, a quien de repente se le ha prendido el foco para crear algo, como si la disposición, preparación, el conocimiento y el trabajo no contaran en la creatividad.
Yo te digo por experiencia propia, que por más momentos creativos que tenga, por más chispazos y prendidas de foco, si no hago el trabajo de narrar, el trabajo de lenguaje, en el caso de escribir, tras el primer trago o el primer bostezo, aquello habrá quedado en el olvido, otros chispazos se cruzan, una comezón, o un problema en turno, harán desaparecer la primera intensidad, por lo que sin trabajo no hay texto, no hay poema. Si se le pregunta a un diseñador de modas sobre lo que toma el proceso de un nuevo diseño, quizá se ahorre decirte sobre los múltiples intentos, los borradores tirados a la basura, los ajustes de línea, qué sé yo. Igual que un artista, no va a enumerar la cantidad de bocetos que le costó cada obra.
Así que podríamos decir, que entre intentos se va templando la temperatura del momento creativo, por lo que al final queda la temperatura perfecta, la más tolerable, la más cómoda para la subsistencia humana.
Cada uno crea como sabe, como puede, como quiere. He visto algunas afirmaciones que me hacen sonreír, como lo de que hay que hacer las cosas con ovarios, con huevos, o cojones, como lo prefiera, ¿y por qué? uno es libre de hacer las cosas como le venga en gana. Pero haga lo que haga, no se deje vituperar, usted sabe lo que quiere y como lo quiere, lo demás es cuestión de temperatura y temperamento.