Apenas abrió los ojos su primer pensamiento fue Sofía, suspiraba profundo, acostado boca arriba, se estiró. Acomodó las manos en la nuca. Imaginaba como lucía con el vestido de escote pronunciado, sus labios ardientes, tenía ganas de morderles, esa mezcla de ternura y pasión. Ganas de explorar bajo su falda, colmarle de besos hasta hacerle estremecer, alcanzando las notas más altas, confirmando el gran placer. Deseaba entregarse a ella de corazón, más allá del contacto píel con piel. Respiró profundo por la hermosa mujer que se apoderaba de su corazón.
Recordaba cuando vendió su bicicleta, ella mencionó que le gustaría vivir cerca del trabajo para ir en bicicleta con su canastilla para llevar el bolso. Además de dar largos paseos sintiendo la fresca brisa en el rostro, lo platicaba con tanta ilusión. Decidido a ir a comprarle una para enseñarle y después poder ir juntos a andar en bici, planeaba la forma de entregársela. En el patio interior del edificio, junto a la oficina podría practicar, se levantó de la cama con la sonrisa en los labios, entró a la ducha. Desayunó tortilla francesa con espinacas, jugo de naranja, tostadas con mermelada de frutos rojos y café expreso. Agradeció a la señora que colaboraba con él, era una persona de toda su confianza, mencionó le daba gusto verle tan contento. El cambiarse al aparatamento le había favorecido, pero más que nada era el amor que entraba por las ventanas de su alma. Llamó a su asistente para que confirmara una cita para más tarde.
Al llegar a la tienda especializada en bicicletas, comenzó a recorrer el espacio, el dueño se acercó se acordaba que le había comprado antes. Clifford le explicó las características que necesitaba tener, le mostró un hermoso modelo en color rojo, con una cesta práctica y femenina. Justo tenía las rueditas traseras, las cuales se podían retirar facilmente cuando así lo precisara se llevaría la herramienta necesaria más aditamentos. Sabio y gentil era el hombre, le sugirió que fuese a visitar una tienda de accesorios que estaba frente a la suya, mientras le colocaba un moño. Como no perdía nada en ir a ver, entró, tenían cualquier cantidad de objetos con detalles alusivos al ciclismo.
Encontró unos pendientes, en juego de un prendedor de bicicleta, su mente comenzó ingeniar la forma de sorprenderle, estaba tan emocionado. Decidido a pagar, se percata de unas pequeñas lámparas, una especie de esferas de cerámica, caladas con perforaciones de diminutos círculos. Al encenderla el efecto de luz era tenue proyectando múltiples circunferencias sobre la pared. Compró varias , crearía algo especial para su bella agente inmobiliaria. Con paquetes dentro de unas bolsas de papel, regresó por la bicicleta, un un coqueto moño puesto. El listón de tela era el mismo que tenía la cesta, se percató de ese detalle. Agradeció al amable señor por la recomendación, quien le dijo que esperaría venderle unos triciclos para sus futuros hijos. Clifford sonrió.
Con algunos trabajos sujetó la bicicleta para poder llevarla, parecía tener la sonrisa congelada, se sentía como un niño recibiendo sus regalos. Al llegar el portero Matt, quien era muy atento le ayudó, preguntó si la señorita Sofía se encontraba en la oficina. Exactamente ahí estaba junto con la señorita Tania, tenía que llevarle un sobre que le llevaron. Necesitaba que la distrajera para poder colocar el obsequio en el patio.
Matt tuvo la idea de hablarle por teléfono para mencionar lo de su paquete, estaba seguro que ella iría personalmente, era tan gentil. Así lo hicieron, cuando Sofía agradecía la entrega, al abrir el sobre, mostró sus tarjetas de presentación, dejó unas con Matt. En el patio se encontraba Cliffrord había colocado junto a la fuentre la sorpresa, solicitó unas hojas de papel a Tania, pintó unas huellas. Dejó una nota sobre el asiento, se ocultó para observar su reacción. Con la papelería en las manos caminaba un poco distraída, de pronto, vió el dibujo de unas huellas en el piso, lo cual llamó su atención. Se percató que había más, caminó hasta la bicicleta dejó lo que traía sobre una banca, tomó la tarjeta con su nombre, la abrió.
Decía;»paso a paso quiero conquistar tu corazón». Se lleva las manos a la cara, estaba tan emocionada, volteó buscando a Tania. Para darse cuenta que Clifford estaba tras ella, lo abrazó fuerte, él rodeó su cintura, ella el cuello. Se miraron a los ojos, finalmente sus labios se rozaron suave, lento, sus bocas hablaron con calma, sin prisas. Frente con frente, caricias en las mejillas, él le dijo que se estaba enamorando más a cada segundo que pasaba a su lado. Ella le hizo saber lo mucho que le gustaba, no quería apresurarse, le pidió le ayudara a estrenar su hermosa bicicleta, sentada trató de avanzar, se tambaleó. Se bajó, le abrazó de nuevo dos lágrimas rodaban por sus mejillas, ese gesto significaba tanto para ella. Había escuchado con atención su historia, le plantó un beso en los labios, le invitó a cenar a su casa esa noche. Le entregó los pendientes y el prendedor de bicicleta, encantada se los puso. Se subió de nuevo logró dar la vuelta al lugar, ambos no dejaban de sonreír.
Con el ambiente con corazones invisibles flotando, había que trabajar. Comenzaron a llamar para rentar los apartamentos, la agenda comenzaba a llenarse, la cafetera hacía su magia, después de varias tazas de aromático. Sin darse cuenta llegaron puntuales los primeros clientes, Matt el portero anunció a la pareja, Tania fue a recibirles. Sentados en la oficina llenaban una solicitud, presentaban sus identficaciones, era una agradable pareja, tenían muchos años juntos, él se acababa de jubilar. Querían un cambio en sus vidas les encantaba la zona, tenían todo cerca y el parque en frente para salir a caminar. Ambas los llevaron para conocer los lujosos apartamentos, subieron por el ascensor. Después de ver los cuatro, eligieron el primero que les mostraron, la vista desde la sala dejaba ver los árboles y la fuente. Tenían una historia romántica con los espejos de agua.
Los acompañaron a la puerta, se quedaron observando fueron hasta la fuente rodeada de flores ahí se abrazaro y se besaron. Sofía, Tania y Matt quienes presenciaron tal escena quedaron encantados, podrían ser buenos vecinos. Se buscaban personas tranquilas, sin niños.
Fueron juntas a comer un bocadillo y a comprar pasta y vegetales, había invitado a Clifford a cenar para agradecerle el detalle tan especial. Necesitaba preparar algo delicioso en poco tiempo. Tania le platicaba como se acercó a pedirle las hojas de papel para hacer las huellas, esos detalles decían mucho de él. Cerraron temprano la oficina. Sofía llegaría con tiempo suficiente para preparar todo. Había guardado la bicicleta en la oficina, entró al apartamento, lavó los vegetales, preparó el caldo, agregó los fideos, rebanó tomates rojos. Los pico, colocó huevos en agua para cocerlos, sazonó, una especie de sopa al estilo oriental. Arregló la mesa, velas, lucía elegante. Preparó unas bebidas con mango, había comprado unos pasteles diminutos de chocolate, como hacía calor, le daría café helado con el postre.
Se retocó el maquiññaje, un poco de perfume, justo a la hora acordada tocó el timbre Clifford. El corazón de Sofía latía fuerte de emoción, ese beso que se dieron la tenía en las nubes todavía. Abrió la puerta le entregó una bolsa de papel con donas azucaradas, pensó en ella cuando las vio, ella le hizo saber que le gustaban mucho. Le mostró su pequeño departamento, la vista al hogar de sus tranquilos vecinos. Sirvió las bebidas de mango, frío y refrescante, brindaron por la bicicleta y todos sus lindos detalles agregó ella. Confesó que apenas había comido una ensalada, olía delicioso, se sentaron a la mesa. El caldo estaba para revivir a sus vecinos, mencionó él, ambos se reían. No paraban de conversar, eso era algo realmente encantador, fluían la palabras sin necesidad de pensar en un tema. Con el postre y el café se sentaron en la sala.
Clifford le tomó la mano, entrelazando los dedos, ella sintió una emoción. Después pasó el brazo por detrás de los hombros, le miraba casi hipnotizado, apasionada de lo que hacía, disfrutaba tanto su trabajo. Cuando describió el beso que se dio la pareja frente a la fuente (después de ver el apartamento.) No resistió más, rozó el labio inferior de Sofía con el dedo índice lentamente, ella suspiró. Después, con las yemas de los dedos rozó su cuello y las calvículas, muy cerca de ella. Se le erizaba la piel. Entonces al oído le dice… El licenciado Ferguson, había pasado el día tratando de encontrar una solución al problema que se le venía encima. Mariano fue el chófer y amante de su amada Samantha, (quien terminó con él) había puesto sus datos como referencia para…
Sentada en un tapete, descalza, con una taza de tisana de fresas, guayabas, jengibre y miel. Velas encendidas iluminando los corazones de cada ser humano, salud para todos, paz, amor, armonía y total empatía. Del horno sale una rosca de vainila con pasas, toques de canela, así huele el ambiente a esa mezcla que envuelve propicia la calidez, Sobre la mesa también servicio de café o té, a un lado del cómodo sofá, frente a una acogedora chimenea, para que se olvide el frío que hace fuera. Fuego hipnotizante. Mientras escucho a Chiara Civello -Con una rosa- es genial. Agradeco tu valiosa presencia al blog.
Recordaba cuando vendió su bicicleta, ella mencionó que le gustaría vivir cerca del trabajo para ir en bicicleta con su canastilla para llevar el bolso. Además de dar largos paseos sintiendo la fresca brisa en el rostro, lo platicaba con tanta ilusión. Decidido a ir a comprarle una para enseñarle y después poder ir juntos a andar en bici, planeaba la forma de entregársela. En el patio interior del edificio, junto a la oficina podría practicar, se levantó de la cama con la sonrisa en los labios, entró a la ducha. Desayunó tortilla francesa con espinacas, jugo de naranja, tostadas con mermelada de frutos rojos y café expreso. Agradeció a la señora que colaboraba con él, era una persona de toda su confianza, mencionó le daba gusto verle tan contento. El cambiarse al aparatamento le había favorecido, pero más que nada era el amor que entraba por las ventanas de su alma. Llamó a su asistente para que confirmara una cita para más tarde.
Al llegar a la tienda especializada en bicicletas, comenzó a recorrer el espacio, el dueño se acercó se acordaba que le había comprado antes. Clifford le explicó las características que necesitaba tener, le mostró un hermoso modelo en color rojo, con una cesta práctica y femenina. Justo tenía las rueditas traseras, las cuales se podían retirar facilmente cuando así lo precisara se llevaría la herramienta necesaria más aditamentos. Sabio y gentil era el hombre, le sugirió que fuese a visitar una tienda de accesorios que estaba frente a la suya, mientras le colocaba un moño. Como no perdía nada en ir a ver, entró, tenían cualquier cantidad de objetos con detalles alusivos al ciclismo.
Encontró unos pendientes, en juego de un prendedor de bicicleta, su mente comenzó ingeniar la forma de sorprenderle, estaba tan emocionado. Decidido a pagar, se percata de unas pequeñas lámparas, una especie de esferas de cerámica, caladas con perforaciones de diminutos círculos. Al encenderla el efecto de luz era tenue proyectando múltiples circunferencias sobre la pared. Compró varias , crearía algo especial para su bella agente inmobiliaria. Con paquetes dentro de unas bolsas de papel, regresó por la bicicleta, un un coqueto moño puesto. El listón de tela era el mismo que tenía la cesta, se percató de ese detalle. Agradeció al amable señor por la recomendación, quien le dijo que esperaría venderle unos triciclos para sus futuros hijos. Clifford sonrió.
Con algunos trabajos sujetó la bicicleta para poder llevarla, parecía tener la sonrisa congelada, se sentía como un niño recibiendo sus regalos. Al llegar el portero Matt, quien era muy atento le ayudó, preguntó si la señorita Sofía se encontraba en la oficina. Exactamente ahí estaba junto con la señorita Tania, tenía que llevarle un sobre que le llevaron. Necesitaba que la distrajera para poder colocar el obsequio en el patio.
Matt tuvo la idea de hablarle por teléfono para mencionar lo de su paquete, estaba seguro que ella iría personalmente, era tan gentil. Así lo hicieron, cuando Sofía agradecía la entrega, al abrir el sobre, mostró sus tarjetas de presentación, dejó unas con Matt. En el patio se encontraba Cliffrord había colocado junto a la fuentre la sorpresa, solicitó unas hojas de papel a Tania, pintó unas huellas. Dejó una nota sobre el asiento, se ocultó para observar su reacción. Con la papelería en las manos caminaba un poco distraída, de pronto, vió el dibujo de unas huellas en el piso, lo cual llamó su atención. Se percató que había más, caminó hasta la bicicleta dejó lo que traía sobre una banca, tomó la tarjeta con su nombre, la abrió.
Decía;»paso a paso quiero conquistar tu corazón». Se lleva las manos a la cara, estaba tan emocionada, volteó buscando a Tania. Para darse cuenta que Clifford estaba tras ella, lo abrazó fuerte, él rodeó su cintura, ella el cuello. Se miraron a los ojos, finalmente sus labios se rozaron suave, lento, sus bocas hablaron con calma, sin prisas. Frente con frente, caricias en las mejillas, él le dijo que se estaba enamorando más a cada segundo que pasaba a su lado. Ella le hizo saber lo mucho que le gustaba, no quería apresurarse, le pidió le ayudara a estrenar su hermosa bicicleta, sentada trató de avanzar, se tambaleó. Se bajó, le abrazó de nuevo dos lágrimas rodaban por sus mejillas, ese gesto significaba tanto para ella. Había escuchado con atención su historia, le plantó un beso en los labios, le invitó a cenar a su casa esa noche. Le entregó los pendientes y el prendedor de bicicleta, encantada se los puso. Se subió de nuevo logró dar la vuelta al lugar, ambos no dejaban de sonreír.
Con el ambiente con corazones invisibles flotando, había que trabajar. Comenzaron a llamar para rentar los apartamentos, la agenda comenzaba a llenarse, la cafetera hacía su magia, después de varias tazas de aromático. Sin darse cuenta llegaron puntuales los primeros clientes, Matt el portero anunció a la pareja, Tania fue a recibirles. Sentados en la oficina llenaban una solicitud, presentaban sus identficaciones, era una agradable pareja, tenían muchos años juntos, él se acababa de jubilar. Querían un cambio en sus vidas les encantaba la zona, tenían todo cerca y el parque en frente para salir a caminar. Ambas los llevaron para conocer los lujosos apartamentos, subieron por el ascensor. Después de ver los cuatro, eligieron el primero que les mostraron, la vista desde la sala dejaba ver los árboles y la fuente. Tenían una historia romántica con los espejos de agua.
Los acompañaron a la puerta, se quedaron observando fueron hasta la fuente rodeada de flores ahí se abrazaro y se besaron. Sofía, Tania y Matt quienes presenciaron tal escena quedaron encantados, podrían ser buenos vecinos. Se buscaban personas tranquilas, sin niños.
Fueron juntas a comer un bocadillo y a comprar pasta y vegetales, había invitado a Clifford a cenar para agradecerle el detalle tan especial. Necesitaba preparar algo delicioso en poco tiempo. Tania le platicaba como se acercó a pedirle las hojas de papel para hacer las huellas, esos detalles decían mucho de él. Cerraron temprano la oficina. Sofía llegaría con tiempo suficiente para preparar todo. Había guardado la bicicleta en la oficina, entró al apartamento, lavó los vegetales, preparó el caldo, agregó los fideos, rebanó tomates rojos. Los pico, colocó huevos en agua para cocerlos, sazonó, una especie de sopa al estilo oriental. Arregló la mesa, velas, lucía elegante. Preparó unas bebidas con mango, había comprado unos pasteles diminutos de chocolate, como hacía calor, le daría café helado con el postre.
Se retocó el maquiññaje, un poco de perfume, justo a la hora acordada tocó el timbre Clifford. El corazón de Sofía latía fuerte de emoción, ese beso que se dieron la tenía en las nubes todavía. Abrió la puerta le entregó una bolsa de papel con donas azucaradas, pensó en ella cuando las vio, ella le hizo saber que le gustaban mucho. Le mostró su pequeño departamento, la vista al hogar de sus tranquilos vecinos. Sirvió las bebidas de mango, frío y refrescante, brindaron por la bicicleta y todos sus lindos detalles agregó ella. Confesó que apenas había comido una ensalada, olía delicioso, se sentaron a la mesa. El caldo estaba para revivir a sus vecinos, mencionó él, ambos se reían. No paraban de conversar, eso era algo realmente encantador, fluían la palabras sin necesidad de pensar en un tema. Con el postre y el café se sentaron en la sala.
Clifford le tomó la mano, entrelazando los dedos, ella sintió una emoción. Después pasó el brazo por detrás de los hombros, le miraba casi hipnotizado, apasionada de lo que hacía, disfrutaba tanto su trabajo. Cuando describió el beso que se dio la pareja frente a la fuente (después de ver el apartamento.) No resistió más, rozó el labio inferior de Sofía con el dedo índice lentamente, ella suspiró. Después, con las yemas de los dedos rozó su cuello y las calvículas, muy cerca de ella. Se le erizaba la piel. Entonces al oído le dice… El licenciado Ferguson, había pasado el día tratando de encontrar una solución al problema que se le venía encima. Mariano fue el chófer y amante de su amada Samantha, (quien terminó con él) había puesto sus datos como referencia para…
Sentada en un tapete, descalza, con una taza de tisana de fresas, guayabas, jengibre y miel. Velas encendidas iluminando los corazones de cada ser humano, salud para todos, paz, amor, armonía y total empatía. Del horno sale una rosca de vainila con pasas, toques de canela, así huele el ambiente a esa mezcla que envuelve propicia la calidez, Sobre la mesa también servicio de café o té, a un lado del cómodo sofá, frente a una acogedora chimenea, para que se olvide el frío que hace fuera. Fuego hipnotizante. Mientras escucho a Chiara Civello -Con una rosa- es genial. Agradeco tu valiosa presencia al blog.
Respira calma. Inhala armonía y exhala empatía…