Santiago en verano estalla en mil soles. De tanto amarillo salen mil colores. Las siestas que arden dan vida a fantasmas, y por los caminos mil voces se alzan. El sol cuando prende su fuego en la tierra, es un espejismo andarte por ella. Un diablo te baila, no sale un lagarto, la calle desierta, es como un espanto, ni la chacarera te sale a cantar. Será por la noche azul guitarrear, un buen paraíso será tu refugio, y que Dios te salve si gana el orgullo, que el sol Santiagueño te dará lecciones, de siesta y paciencia, respeto y valores Marcelo Perea