
Y como si de una maldición se tratase, el presagiado momento llegó: estás sobre otro cuerpo, uno diferente al que un día menospreciaste; y te das cuenta de que esas piernas que se abren ante tus arremetidas no son las que añoras. Los senos cuyos pezones gritan por ser acariciados, no son aquellos que tu lengua ansía. Estás a punto de explotar y cierras los ojos, pero cuando los abres ella no está ahí. Se fue obligada por tus desprecios, por tus rechazos, por tus insultos. Entonces las lágrimas aparecen para empapar los recuerdos que atormentan a tu mente enamorada.
Su profecía se cumplió.
1 Comments
Me parece un poco forzada y contradictoria esta descripción que concluye con esta frase, aunque la intención del autor tal vez fuera resaltar que el hombre se había dado cuenta de su error:
“pero cuando los abres ella no está ahí. Se fue obligada por tus desprecios, por tus rechazos, por tus insultos.”
Especialmente donde define la mente del hombre como enamorada. Enamorada de quien?