“LLUVIA” By Rosa Liñares

Esta mañana me he despertado con el repiqueteo de las gotas de la lluvia en la ventana. Eso me puso de buen humor a pesar de la pereza que me daba levantarme.

Me gusta la lluvia. Me encanta. Me da paz. Me da calma.

La lluvia limpia y hace que el aire que respiras sea más puro. Despeja. Alivia.

La mayoría de la gente te mira como si fueses un bicho raro cuando dices que te gusta que llueva. Como si fuese una osadía.

A mí me gusta la lluvia desde siempre. Recuerdo que cuando era aún una chiquilla y volvía del colegio, si llovía mucho me calzaba mis botas para el agua, me ponía el chubasquero y salía a la calle a pasear. Mientras los demás corrían a resguardarse, yo caminaba despacio bajo la lluvia. Cuando me había empapado suficiente, volvía a casa y me cambiaba la ropa mojada por otra seca. Mi madre me decía que estaba loca. Pero aún hoy en día, cuando puedo, lo sigo haciendo.

La lluvia es absolutamente necesaria para nuestra tierra, al igual que nosotros necesitamos el agua en nuestro cuerpo. Es VIDA, así en mayúsculas. ¿Cómo no me va a gustar?

Sé que hay gente que le teme y viendo en los noticiarios lugares arrasados a causa de ella, pone los pelos de punta. Increíble lo que el agua puede hacer. El agua puede arrasar con todo. Pero también puede curar.

A veces la lluvia me recuerda al llanto. Puede ser perturbador. Y también liberador. De vez en cuando es bueno llorar. Es sanador. Las lágrimas tienen su función, al igual que la lluvia. Y la combinación de las dos cosas puede ser brutal. Lo sé por experiencia. Llorar bajo la lluvia puede ser absolutamente catártico.

Me gusta ese olor a tierra mojada. Respirar aire limpio tras un tiempo lloviendo. Ver cómo el agua limpia las calles. Y, de paso, el alma. Arrastra lo malo. Se lleva las penas. Renueva. Reverdece. Ayuda a florecer.

De verdad, me gusta la lluvia. Me encanta la lluvia. Así que seguiré disfrutando mientras pueda de mi locura pluvial.

Blog de Rosa Liñares https://lallavedelaspalabras.wordpress.com/