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Despedida

By Fran Arge

Al volante, camino del aeropuerto, Marina, no dejaba de darle vueltas a la despedida que tendría que afrontar. A su lado, su novio, al cual le había entregado su vida se alejaba de ella. Lo habían trasladado por trabajo a la otra punta del país. Era una oportunidad para ambos le había dicho él. Ella, solo pensó en la distancia. Una distancia que haría mella. Noches en solitud, tentaciones, chicas. Se habían prometido que cada fin de semana uno iría a ver al otro, además de las diversas videollamadas que cada día habían acordado hacerse. Promesas, promesas que no la consolaban, que con el tiempo se difuminarían. Una opresión en el pecho cada vez mayor la dejaba sin aire, y un dolor de cabeza le martilleaba las sienes. Eran sus fantasmas atosigándola, los conocía. Se negó a escucharlos.  En los cinco años que llevaban juntos, la relación había sido inquebrantable. Tenía que confiar en el amor, confiar en él. De nuevo noches de lujuria le abordaron, otras manos, otros sexos. Agitó su cabeza y respiró hondo para aclararse. Miró a su lado, buscándolo. Él, la intuyó y la miró regalándole una sonrisa cálida y sincera. Esa luz le apaciguo las pulsaciones, ahuyentando a los fantasmas y dotándola de una confianza que el miedo había hecho trizas. Lo sabía. No podía dejarlo ir solo. Sin pensarlo, aceleró a fondo, fueron solo unos segundos, hasta salir proyectados en plena curva, más allá de la cuneta.  Siempre estarían juntos, es lo último que pensó.

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