By Marcela Duque

La garganta del Demonio en las raíces tabulares y riberas del Río. En el Desierto. Como una caravana antigua atravesando el Río Nilo. Raíces. Solo raíces. En encrucijada. Agarradas a hadas y demonios despotricando y déspotas y en lluvias plenas como brillantinas y lentejuelas suspendidas en el aire en verano. En fiestas de personas felices que sueñan. Sujetas a peligrosidad y adrenalina en las neuronas y hormonas del cuerpo. Llegan almas del acá y ahora y se convierten en más allá. En ladrones de cuerpos y espíritus en castillos y cementerios unísonos. En épocas disonantes y cortantes de cazadores de burbujas. Burbujas especiales y espaciales a través. A través de ventanillas en casas aparejadas y no adosadas pero lúgubres y llenas de magias. Donde vuelan las purpurinas a través de vientos fríos y cálidos. De otoños y primaveras no siempre pasajeros. Sino trenes sin control de tiempos y espacios. Y niños toman lo que pueden para soñar un mañana. Ya que el presente no pudo concluir. Y la traición es impredecible al igual que el futuro. En un tiempo y un espacio que corren sin prisas y con muchas pausas. Que tarde que temprano un freno del tiempo cobrará? O será todo fantasías? En un corazón que llora el amor universal e individual y la misma Cólera.
Y los cuerpos y las almas descansen en castillos y cementerios con suma tranquilidad a su tiempo y espacio?
The People.
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