
«La vida, es una farsa si una persona no sirve a la verdad.»
Hilma Af Klint
Hilma Af Klint (Solna, 26 de octubre de 1862-Danderyd 21 de octubre de 1944).
Artista sueca conocida —post mortem— quien resultó la auténtica pionera del arte abstracto, sensibilidad emergente esculpiéndose mucho antes del ruso Wassily Kandinsky. Cito:
“Vasiliy Vasilyevich Kandinskiy , IPA: [vɐsʲilʲɪj vɐsʲilʲjɪvʲɪtɕ kɐnʲdʲinskʲɪj] ; 16 de diciembre [ OS 4 de diciembre ] 1866 – 13 de diciembre de 1944) fue un pintor y teórico. A Kandinsky generalmente se le acredita como uno de los pioneros de la abstracción en el arte occidental , posiblemente después de Hilma af Klint [1]”
Impresiona descubrir que sus primeros cuadros fueron concebidos en 1906, es decir —y justamente, ese detalle denota el sello de su originalidad, visualizando almanaque en mano— que el primer cuadro de Kandinskiy, titulado: Primera acuarela abstracta, data de 1910/13, obra realizada en Alemania cuando el artista ruso había creado un grupo cuyo nombre Der blaue Reiter (El Jinete Azul) de quien fuera fundador en 1911. Si se observan las fechas, Hilma af Klint ya se había inspirado en 1906 y es evidente, si se toma al Kandinskiy de 1910, que el abstracto de la artista sueca, tiene cuatro años que lo preceden.
Convencida de que su estilo no sería comprendido por el mundo de su época, af Klint expresó a sus allegados que sus obras no se dieran a conocer sino luego de veinte años después de su muerte; en la idea de que no era el momento histórico idóneo para asimilar la profundidad de sus creaciones. Otro aspecto que talla a Hilma envuelta en el halo de sus enigmas: elaboró su arte aislada en su casa de campo.
Artista cuyo ser interior buscó senderos no tangibles : Espiritismo, Antroposofía, el cosmos de lo difuminado— inquietudes que se revelaron al morir su hermana con apenas diez años. De esos sucesos que nos marcan de manera invisible al exterior pero palpables en los senderos del adentro.
No todo nació allí.
Estudió en Real Academia Sueca de las Artes haciendo paisajes al abrigo de la contemplación naturalista.
Con ello quiero expresar que, aparentemente, no siempre tuvo una intención o inspiración de corte abstracto —al menos en su fachada manifiesta— pero ¿Quién podría atreverse a suponer la magnitud de sus adversidades o grandezas, voces de esos fantasmas que habitan los recónditos confines del abstracto universo interior?.
Imaginando.
Tal vez, hubo un punto de quiebre que marcó una poderosa frontera deslindando al afuera y sus adentros ¿Qué tan terrible puede ser la experiencia de ver morir a una hermana en plena infancia? Intuyo, debe haber sido desgarrador al punto de impulsarla a indagar en los misterios del espiritismo —quizás…— anhelado la ansiada catarsis liberadora. Estoy convencida, de que ningún ser puede esclarecer como si de una ecuación se tratase, qué sucede cuando un artista bebe en la flama de sus valles intrínsecos. Únicamente podemos especular.
Aquella inocencia en pleno resplandor, pureza adherida al alma de la niñez —el posterior duelo y sus zanjas, la impotencia, el dolor y sus eternas secuelas; fases que en el artista pueden anunciar intensas metamorfosis hacia la raíz de nuevas vertientes, deltas desconocidos que como estallidos, asesinan, resucitan, transforman y todo, tras la infinita dicotomía del silencio introspectivo.
«Ella era una mística; el espiritismo influyó profundamente en su arte. El interés de Klint por el espiritismo comenzó a la edad de 18 años cuando murió su hermana menor. Se convirtió en estudiante de Teosofía y de la Sociedad Antroposófica, visitando la sede de esta última en Suiza en muchas ocasiones a lo largo de la década de 1920. Su aislamiento del resto del movimiento de arte modernista permitió que su espiritualismo fuera verdaderamente el motor definitorio de su trabajo.» (2)
Investigando.
Se comenta que la artista quemó la mayoría de sus fotografías y cartas, se presume, porque anhelaba ser conocida tan solo por sus obras y no por su vida personal; no obstante, prevalecen citas que no se desvanecieron y ahora, como bifurcaciones, decantan a una mujer en cuyo alrededor, giraba una vigorosa rotación revolucionaria.
Me cautiva esta historia porque —Klint— artífice de avanzada, sensible al extremo de carecer de la tentación que podría haber significado exponer su arte; por el contrario, optó por el recogimiento sin aspirar ningún reconocimiento, ausente de las exigencias que podrían haberla envuelto entre críticas o sutilezas y las consabidas comparaciones típicas del mercado. De esas tormentas.
Lo más preciado que puede ensalzar a un ser, atado, ciertamente y como todos, a un tiempo concreto/finito, es decidirse a encerrarse en sí, a consciencia absoluta de que jamás—en esta existencia colmada de particularidades— saber si su inspiración fue o no, comprendida. Felizmente, tuvo razón y sus abstractos la resucitaron en 1986.
Esta obra especialmente, me parece hipnótica.

Del sublime sigilo versus el espadachín del ego, absurdo titán acosando con su orgulloso a la inmortalidad del alma.
Scarlet Cabrera
“Las imágenes eran pintadas directamente a través de mí, sin ningún dibujo preliminar y con gran fuerza. No tenía idea de lo que se suponía que representaban las pinturas; sin embargo, trabajaba con rapidez y seguridad, sin cambiar ni una sola pincelada”.
Hilma Af Klint

Enlaces:
(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Hilma_af_Klint
(2) https://www.scandinaviastandard.com/ten-things-you-didnt-know-about-swedish-artist-hilma-af-klint/