Por avatares de la vida, de un modo u otro, siempre he estado muy vinculada al teatro; a ese amante tan exigente, como dadivoso. A lo largo de los años, he observado cómo en los certámenes han ido desapareciendo las nominaciones y premios a actores y actrices secundarios; al menos, en el mundo amateur. Ese vacío me duele, pues en el escenario y en la gran pantalla el resto del reparto es tan esencial como los protagonistas, si realmente pretendemos que un argumento tenga sentido, carne y hueso, corazón y piel. Y, por este motivo, quiero comenzar mi andadura en esta sección hablando de Rosa Dolores Alverio Marcano, hija de una costurera y de un granjero puertorriqueños, más conocida como Rita Moreno (Humacao, 1931).
Sé que para varias generaciones no es un rostro desconocido, pero las más jóvenes es muy probable que ni hayan oído hablar de ella. A diferencia de las grandes estrellas, de los secundarios nos acordamos poco y mal; incluso cuando éstos baten récords, pasan un poco desapercibidos y su estela se sigue con otros ojos. Y qué decir si, en este caso, nos referimos a una actriz latina que, en sus inicios, sólo conseguía papeles de mexicana o indígena, registros limitados a la amiga graciosa, la extranjera de la que hay que desconfiar, la mujer fatal o la chica pobre y analfabeta; la misma que a sus noventa años continúa activa y reinventándose en cada trabajo que emprende, poniendo en una difícil tesitura a las más reconocidas y bellas celebridades de Hollywood.
¿Quién es Rita Moreno? Nació en Puerto Rico y, con tan sólo cinco años, emigró a Nueva York con su madre, sin saber inglés y empezando de cero en un país ajeno. Se instalaron en el Bronx y las penurias económicas formaron parte de su día a día. Desde una edad muy temprana, comenzó a tomar clases de baile con Paco Cansino, coreógrafo oriundo de España y tío de Margarita Carmen Cansino –Rita Hayworth, para la mayoría-. Desde sus inicios, destacó en el mundo de la interpretación y llegaron a considerarla la “Elizabeth Taylor en español” pero, aunque su versatilidad y talento ya eran visibles, la sombra de las dificultades siempre pesó sobre ella. Fue la primera mujer latina en recibir una estatuilla de la Academia de Cine de Hollywood, proeza que repitió Lupita Nyong’o, nada más y nada menos, que tres décadas después. Y es que los hermanos Lumière, seguramente, nunca imaginaron que la industria del cine sería tan opaca y elitista con la procedencia de sus trabajadores, configurando escalones imposibles y techos de cristal que, aun en la actualidad, constituyen un obstáculo más.
Dobló películas para público hispano, se subió a un escenario con seis años para bailar una jota, abandonó la escuela para mantener a su familia, debutó en la pantalla grande en 1950 con So young, so bad, hasta que Gene Kelly quiso que le dieran el papel de Zelda Zanders en Cantando bajo la lluvia (1952). Por fin, no la obligaron a maquillarse con betún para oscurecer su piel y acentuar sus rasgos, ni tuvo que hablar marcando un acento que no tenía. A esta experiencia le siguieron otras, más o menos recordadas, como El rey y yo (1956), Verano y humo (1961), Blue moon (2000) o Piñero (2001); así, hasta un total de más de cincuenta, entre películas y documentales.
Puede que una de sus interpretaciones más mencionadas sea la de Anita, en West Side Story (1961), la cuñada de María (Natalie Wood). Sus intervenciones en ella son realmente dignas de mención, pues su excelente calidad se extiende a dramatización, voz y coreografía. La joven Rita Moreno fue capaz de hablar con la mirada; a veces, cómplice y cariñosa, otras, colérica, retadora. Es difícil obviar el relámpago que se cruza en sus ojos cuando sucede una injusticia o se muestra en desacuerdo con aquello que le plantean. Y como la vida nos lleva a todos por extraños recovecos, una nueva versión de este clásico se ha estrenado recientemente, en 2021, con Steven Spielberg como director. Además de encarnar a Valentina –viuda de Doc, el dueño de la tienda-, Rita es también productora ejecutiva del film. En 1962, muchos latinos contuvieron la respiración una noche y celebraron como una victoria propia que ella ganara el icono dorado de Hollywood por su actuación en el musical. Su nombre se ha barajado también esta vez como posible aspirante, pero el pasado ocho de febrero se reveló la identidad de las candidatas y Rita quedó fuera. Hubiera superado otra marca, ya que hubiese sido la primera actriz nonagenaria nominada.
En relación a lo anterior, ha sido distinguida con la Medalla Presidencia de la Libertad, la Medalla Nacional de las Artes, y es una de las pocas actrices en el mundo que cuenta con un EGOT; es decir, uno o varios EMMY (El Show de los Muppets y The Rockford Files), GRAMMY (The Electric Company), OSCAR (mejor actriz de reparto, por West Side Story) y TONY (por la obra de teatro The Ritz). Asimismo, cuenta con dos Globos de Oro, por su trayectoria profesional y por el ya comentado musical de Robert Wise y Jerome Robbins. Todo ello, sin citar la multitud de nominaciones en diferentes categorías y galardones a lo largo de toda su andadura profesional, como premios honoríficos de reseñable trascendencia.
Rita Moreno fue violada por uno de sus representantes e intentó suicidarse con veintiséis años, deshecha por una relación tormentosa con el aclamado Marlon Brandon. Abortó por exigencias de Elvis Presley, que la presionó hasta la extenuación. Según ella misma ha llegado a afirmar, gracias a su terapeuta, logró despedirse de una versión destructiva de sí misma. Nunca se rindió y tampoco se refugia en los recuerdos, simplemente continúa haciendo lo que ama, con el mismo carisma que no han podido eclipsar ni los años, ni los cambios vertiginosos en el mundo del celuloide.
Rita, necesitamos referentes como tú; imperfectos, pero irreductibles.
María Rodríguez Velasco. Escritora y actriz.
Nace, crece y, actualmente, vive en Aceuchal, un pequeño pueblo de la provincia de Badajoz. Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca y Máster en Neuropsicología y Educación por la UNIR. Colabora en la revista cultural digital Amanece Metrópolis reseñando obras de teatro, novelas y poesía; también, ha participado escribiendo relatos cortos en la sección de bloggers de la Editorial Acto Primero. Es integrante de la Asociación Acebuche-Teatro desde hace más de una década y ayudante de dirección en su cantera infantil. Ejerce profesionalmente como orientadora en los Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica de la Junta de Extremadura, en diversos centros.
Apasionada del cine, la música, la lectura y el teatro, que le han aportado sosiego, sentido común y horizontes infinitos donde proyectar sueños y realidades posibles. La interpretación y el escenario le han permitido viajar lejos y profundizar en las entrañas de muchos personajes; en definitiva, explorar la inteligencia emocional.
Sé que para varias generaciones no es un rostro desconocido, pero las más jóvenes es muy probable que ni hayan oído hablar de ella. A diferencia de las grandes estrellas, de los secundarios nos acordamos poco y mal; incluso cuando éstos baten récords, pasan un poco desapercibidos y su estela se sigue con otros ojos. Y qué decir si, en este caso, nos referimos a una actriz latina que, en sus inicios, sólo conseguía papeles de mexicana o indígena, registros limitados a la amiga graciosa, la extranjera de la que hay que desconfiar, la mujer fatal o la chica pobre y analfabeta; la misma que a sus noventa años continúa activa y reinventándose en cada trabajo que emprende, poniendo en una difícil tesitura a las más reconocidas y bellas celebridades de Hollywood.
¿Quién es Rita Moreno? Nació en Puerto Rico y, con tan sólo cinco años, emigró a Nueva York con su madre, sin saber inglés y empezando de cero en un país ajeno. Se instalaron en el Bronx y las penurias económicas formaron parte de su día a día. Desde una edad muy temprana, comenzó a tomar clases de baile con Paco Cansino, coreógrafo oriundo de España y tío de Margarita Carmen Cansino –Rita Hayworth, para la mayoría-. Desde sus inicios, destacó en el mundo de la interpretación y llegaron a considerarla la “Elizabeth Taylor en español” pero, aunque su versatilidad y talento ya eran visibles, la sombra de las dificultades siempre pesó sobre ella. Fue la primera mujer latina en recibir una estatuilla de la Academia de Cine de Hollywood, proeza que repitió Lupita Nyong’o, nada más y nada menos, que tres décadas después. Y es que los hermanos Lumière, seguramente, nunca imaginaron que la industria del cine sería tan opaca y elitista con la procedencia de sus trabajadores, configurando escalones imposibles y techos de cristal que, aun en la actualidad, constituyen un obstáculo más.
Dobló películas para público hispano, se subió a un escenario con seis años para bailar una jota, abandonó la escuela para mantener a su familia, debutó en la pantalla grande en 1950 con So young, so bad, hasta que Gene Kelly quiso que le dieran el papel de Zelda Zanders en Cantando bajo la lluvia (1952). Por fin, no la obligaron a maquillarse con betún para oscurecer su piel y acentuar sus rasgos, ni tuvo que hablar marcando un acento que no tenía. A esta experiencia le siguieron otras, más o menos recordadas, como El rey y yo (1956), Verano y humo (1961), Blue moon (2000) o Piñero (2001); así, hasta un total de más de cincuenta, entre películas y documentales.
Puede que una de sus interpretaciones más mencionadas sea la de Anita, en West Side Story (1961), la cuñada de María (Natalie Wood). Sus intervenciones en ella son realmente dignas de mención, pues su excelente calidad se extiende a dramatización, voz y coreografía. La joven Rita Moreno fue capaz de hablar con la mirada; a veces, cómplice y cariñosa, otras, colérica, retadora. Es difícil obviar el relámpago que se cruza en sus ojos cuando sucede una injusticia o se muestra en desacuerdo con aquello que le plantean. Y como la vida nos lleva a todos por extraños recovecos, una nueva versión de este clásico se ha estrenado recientemente, en 2021, con Steven Spielberg como director. Además de encarnar a Valentina –viuda de Doc, el dueño de la tienda-, Rita es también productora ejecutiva del film. En 1962, muchos latinos contuvieron la respiración una noche y celebraron como una victoria propia que ella ganara el icono dorado de Hollywood por su actuación en el musical. Su nombre se ha barajado también esta vez como posible aspirante, pero el pasado ocho de febrero se reveló la identidad de las candidatas y Rita quedó fuera. Hubiera superado otra marca, ya que hubiese sido la primera actriz nonagenaria nominada.
En relación a lo anterior, ha sido distinguida con la Medalla Presidencia de la Libertad, la Medalla Nacional de las Artes, y es una de las pocas actrices en el mundo que cuenta con un EGOT; es decir, uno o varios EMMY (El Show de los Muppets y The Rockford Files), GRAMMY (The Electric Company), OSCAR (mejor actriz de reparto, por West Side Story) y TONY (por la obra de teatro The Ritz). Asimismo, cuenta con dos Globos de Oro, por su trayectoria profesional y por el ya comentado musical de Robert Wise y Jerome Robbins. Todo ello, sin citar la multitud de nominaciones en diferentes categorías y galardones a lo largo de toda su andadura profesional, como premios honoríficos de reseñable trascendencia.
Rita Moreno fue violada por uno de sus representantes e intentó suicidarse con veintiséis años, deshecha por una relación tormentosa con el aclamado Marlon Brandon. Abortó por exigencias de Elvis Presley, que la presionó hasta la extenuación. Según ella misma ha llegado a afirmar, gracias a su terapeuta, logró despedirse de una versión destructiva de sí misma. Nunca se rindió y tampoco se refugia en los recuerdos, simplemente continúa haciendo lo que ama, con el mismo carisma que no han podido eclipsar ni los años, ni los cambios vertiginosos en el mundo del celuloide.
Rita, necesitamos referentes como tú; imperfectos, pero irreductibles.
María Rodríguez Velasco. Escritora y actriz.
Nace, crece y, actualmente, vive en Aceuchal, un pequeño pueblo de la provincia de Badajoz. Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca y Máster en Neuropsicología y Educación por la UNIR. Colabora en la revista cultural digital Amanece Metrópolis reseñando obras de teatro, novelas y poesía; también, ha participado escribiendo relatos cortos en la sección de bloggers de la Editorial Acto Primero. Es integrante de la Asociación Acebuche-Teatro desde hace más de una década y ayudante de dirección en su cantera infantil. Ejerce profesionalmente como orientadora en los Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica de la Junta de Extremadura, en diversos centros.
Apasionada del cine, la música, la lectura y el teatro, que le han aportado sosiego, sentido común y horizontes infinitos donde proyectar sueños y realidades posibles. La interpretación y el escenario le han permitido viajar lejos y profundizar en las entrañas de muchos personajes; en definitiva, explorar la inteligencia emocional.
2 Comments
[…] Rita Moreno, la secundaria resiliente by María Rodríguez […]
Very interesting!