
Desprendo tu ropa
Y vas quedando como una rosa
Agotada de pétalos,
Salvo en tus senos en que
Yacen dos rojas semillas de capullo.
Adentro mi rigidez
En el mar abierto de tus muslos,
Y doy pasos sobre su agua,
Navegando cada pozo,
Cada lodo, semejando
Velas encendidas en tu
Sombra profunda,
Semejando un cuello de guitarra
Que vibrara desde la tierra.
En medio de mi hierba erótica,
De mi pubis de furia,
Surge el manantial húmedo de luciérnagas.
Procuro atrapar en su vuelo a tus pupilas,
Pero me suicido con tu cuerpo ano de escopeta.
Tu cuerpo que me dice “estás vacío”,
Tu cuerpo se alimenta de mi Nada.
