Imagen de Marcelo Oscar Barrientos Tettamanti
Sentado sobre una piedra espero a que la tormenta pase.
Poco a poco mi enfado con la lluvia, por haberme detenido, se despeja.
Caigo en la cuenta de que sentado a mi lado estoy yo mismo.
Una bolsa con decisiones, con oportunidades tomadas y otras que dejé pasar.
Un cartel que pone: Nada es eterno.
Todo está quieto sobre la piedra, esperando que pare la lluvia.
Cada recuerdo, cada pensamiento, gotea como el agua afuera.
Aparecen preguntas.
Parar por culpa de un aguacero puede ser tan doloroso.
No tengo costumbre de revisar mis pasos, de tomar conciencia de la distancia que el tiempo ha puesto con mis sueños.
Parar bajo un aguacero es una puñalada trapera, una pandemía.
Cuando las nubes se abran, deberé volver a decidir si seguir corriendo en dirección opuesta a lo que soy, o lavar con lluvia lo que siento.
Como levantando el remo me quedo a merced de una corriente interna, el cuerpo entero aprovecha este momento.
Cuando las nubes se aparten seguiré mi camino, olvidaré el haberme visto, es tarde, y de sobra he aprendido a ocultar en el ruido mis latidos.
Video del autor recitando su poema
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