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GOTERAS by Carlos Cubeiro

    La luna nueva blanquecina se ocultaba tras las gruesas nubes. Éstas dejaban caer varias gotas una tras otra hasta que caían a miles. Al tiempo el fuerte viento movía intensamente cada eucalipto frente a la morada de  Hasky, mientras este dormía plácidamente ajeno a lo que ocurría en el exterior. Sobre aquel catre de raída madera y colchón de plumas color gris dejará caer su cuerpo con la intención de no despertar en tres días si fuera posible. Una botella de Ginebra vacía, diez botellines de cerveza se movían de lado a lado de la estancia ayudadas por la corriente de aire que se volaba bajo la puerta de entrada de la cabaña. Encima de una silla a modo de mesita de noche una porción de pizza de cuatro quesos y setas. A pesar del temporal el calor era insoportable, quizás más de 35 grados a esa hora de la noche. Esta circunstancia llevaba a Hasky a dormir sin ropa alguna con su oscura piel al aire.
En el exterior de la cabaña el viento soplaba a cada instante con más fuerza y la lluvia era ya torrencial provocando las primeras goteras en la estancia donde él dormía a pierna suelta. El viejo reloj de pared marcaba las  dos de la madrugada cuando,..una de aquellas gotas fue a caer justo en el ombligo de Hasky, y tras ésta otra más grande en el mismo sitio. Esto hizo que, a pesar del alcohol que bebiera aquella noche, abriera los ojos ciertamente sobresaltado. Palpando en la oscuridad logró alcanzar una triste y agotada vela y encenderla. Desde lo alto seguían las gotas humedeciendo su piel. Sin embargo, en vez de notar al menos cierto alivio con aquella humedad no era así, por lo que Hasky decidió extender aquel líquido por todo su cuerpo para refrescarse. Iluminado por la escasa luz amarillenta de la vela posada en el suelo hizo llegar su mano derecha al lugar de su piel donde la gotera insistía más y más en mojarla. Cuando las yemas de sus dedos palparon aquel líquido notaron una sensación muy extraña y a la vez no desconocida, momento en el que cogió la vela para iluminar su piel y descubrir si aquel líquido viscoso era lo que él  imaginaba. Aquella vela que apenas si se aguantaba encendida debido a las corrientes de aire presentó ante él una escena para muchos espeluznante: del altillo caían sobre él gruesa gotas sanguinolentas que coloreaban cada punto de la oscura piel de Hasky. En ese momento sus ojos se abrieron como platos saliendo casi de sus órbitas al tiempo que saltaba del catre tropezando con las botellas que rodaban de esquina a esquina en la negra y lluviosa noche. Consiguió por un momento mantenerse en pie para descubrir en la parte alta de la estancia un cuerpo que yacía boca a bajo dejando fluir la sangre a través de su mano derecha. Hasky tomó la vieja escalera y ascendió para comprobar el estado de aquel sujeto y bajarlo de allí. Una potente ráfaga de viento apagó la llama, la escalera de mano se tambaleó, Hasky perdió el equilibrio y cayó sobre el colchón que se hundió hasta el suelo. A la vez el cuerpo sangrante dejó su lugar en el altillo yendo a parar sobre el cuerpo de Hasky abrazándolo por completo. Por unos instantes la luna nueva se zafó de las negras nubes y su luz plateada iluminó aquella macabra escena. Un enorme cuchillo de cocina se hallaba clavado en la espalda del misterioso personaje. Su empuñadura de acero  y nácar brillaba con la luna. La sangre le brotaba también de un orificio de bala a la altura del hígado. Hasky sólo pensaba en quitarse el pesado cuerpo de encima. De nuevo se ocultó la luna y la estancia se cubrió de oscuridad. Diferentes corrientes de aire traspasaban la puerta principal y las ventanas, todo se movía allí dentro era casi como estar a la intemperie. Con aquella mole de mas de noventa kilos sobre su pecho apenas podía respirar. El calor lo complicaba todo mucho más, mezclando la sangre en el cuerpo sudoroso de Hasky.
En medio de la total oscuridad y el ulular del viento, el pecho del sujeto comenzó a palpitar de manera lenta y progresiva. Su aliento con aroma a buen vino llegaba al rostro de Hasky.
Parecía un milagro: el hombre con el cuchillo en la espalda y un balazo a la altura del hígado parecía resucitar.
La luna parecía jugar al escondite con las nubes y ahora aparecía de nuevo la cabaña. En aquella luz y un silencio sobrecogedor el hombre pronunció dos palabras " LLAVE 453".
Sus ojos se quedaron en blanco y  a la vez dejó de respirar, su corazón ya no latía. Hasky logró desembarazarse del cuerpo inerte dejándolo en la cama destrozada. Desnudo y manchado de sangre se metió bajo la fría ducha fabricada de manera artesanal con una regadera de las usadas en jardinería. Mientras se lavaba se preguntaba quién sería aquel extraño sujeto y cómo habría llegado al altillo con el cuchillo clavado en la espalda y las palabras pronunciadas " LLAVE 453"?. Solo una oscura cortina lo separaba de la estancia donde dormía. Dos cubos de metal recogían el agua de las numerosas goteras. La lluvia y el viento hacían un ruido infernal. Los botellines de cerveza y la botella de Ginebra continuaban de aquí para allá rodando por el suelo de madera. Tras la ducha Hasky regresó junto a la cama con la intención de hacerse cargo de hombre muerto, pero....solo marcas de arrastre y el catre hundido quedaban de la escena vivida esa noche. Alguien había entrado mientras él se duchaba y se había llevado el cuerpo. Aún así, Hasky decidió acostarse de nuevo sobre el colchón que tocaba el suelo y quedó dormido a la luz tambaleante de la ínfima vela que daba brillo a las botellas por completo vacías y a la porción reseca de pizza mientras en su mente daba vueltas aquella intrigante frase, de nuevo " LLAVE 453"...
A pesar de esto todo parecía volver a la normalidad, sería así de verdad?
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