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El dilema de las redes by Scarlet Cabrera

“El 84 % de las personas que cuentan con acceso a Internet y usan las redes sociales. El 50 % de la población mundial está usando redes sociales, es decir, 3.8 mil millones de personas (un aumento del 9.2% desde 2019).” Datos obtenidos en la red. Irónico.

EL DILEMA DE LAS REDES Documental Desgarradoras guillotinas.
Tantos enigmas a la verdad en les habita y a las dudas que la rodean.
Parece un juego de palabras pero no lo es. Como ejemplo se me ocurre el instante del ser ante el espejo, situación absolutamente indivisible; desde este lado, la silueta tridimensional latiendo su sentir y del otro, el reflejo sin memoria hablándonos desde sus dos dimensiones.



En cada llovizna alguna lágrima ingrávida se eleva y la pupila se cose al espejismo sumiéndose a la marcha de los ejércitos que gimen.


Sabemos de Netflix, Inc. y su servicio streamig. Una noche de pesca, hallé al Documental EL DILEMA DE LAS REDES. Fue un momento estelar, es que la sorpresa ha sido grande. Allí estaban ante mis ojos, los cerebros genios que cohabitan detrás de los ordenadores y a quienes no solemos verles el rostro y sí, resultan que son de carne y hueso, hablan, se mueven. No son robots.
Inmediatamente quedé atrapada.
No es lo mismo suponer que comprobar figurando al universo paralelo de titiriteros haciendo experimentos con nosotros y aunque no voy a ir de inocente diciendo que no sabía nada, el observarlo no es lo mismo que imaginarlo. Es un nivel superior.
Aforismos como…

—Capitalismo de Vigilancia.
—Si no estás pagando por un producto significa que el producto eres tú.
—Están vendiendo nuestra atención, adicción, tiempo, pupilas, agujeros.
—Materia prima: Los usuarios.
—Se pagan fortunas para generar determinados cambios, digamos, dirigidos al 1 % del mundo y sabemos que ese 1% es una cantidad abrumadora de humanos enredados en gruesas telarañas.
—Tecnología Persuasiva.
—Adaptación de la Psicología del Comportamiento a la tecnología de enganche en la red.

—Refuerzo Positivo Intermitentemente.
Puede resultar paradójico que justamente sea en la red donde esté reflexionando sobre estos temas y que lo haya visualizado precisamente en un gigante como lo es Netflix, Inc. Replicante a lo Blade Runner al servicio de la misma trampa, poseernos sin tocarnos, encarcelados entre grilletes saltándose la barrera de la suma consciencia. Late la penumbra oculta dentro de la pantalla del televisor como si fuese un algo viviente que nos estuviese mirando, evaluando y no al revés.
—¿Pupilas cibernéticas?—
Hablando de ver.
Se trata del estudio y posterior realización de sistemas electrónicos partiendo de la comparación y procesos inherentes a los seres vivos; es decir, humanos.
El documental detalla al etéreo poderío subyacente en la nebulosa del Control.
—¿Impactada?—
Escucharlo en las entrevistas realizadas a los cráneos parlantes, la mayoría con un aspecto tan juvenil y musculoso digno del mejor gimnasio pero con mentes supra brillantes. Ellos también han sido “cazados”. Los captaron en las Universidades donde sobresalen y fácilmente los convencen porque…
—¿Quién con esa edad y en este momento histórico no desearía trabajar en Facebook, Google o Instragram, por citar las más conocidas, con ingresos anuales que seguro hipnotizan?—
No hay cabos sueltos.
Lo que sucede luego se los vuela.
Aprendí mucho con este documental. Sé que tengo que actualizar mis paradigmas.
Estoy acostumbrada a que lo siniestro suele venir de la mano de seres mayores con no almas retornando desde el infierno pero, en esta oportunidad, me parecía estar ante el El curioso caso de Benjamin Button en el sentido de que la juventud entrevistada es la sangre sustancial del inmenso enjambre de las redes y sus sutiles formas envolventes hasta saber qué no pensamos, que sí y qué vamos a pensar próximamente.
Puede que la intención de los cerebritos del Documental no haya sido enfilarse al Plan de la Conspiración, pero como dije, hay un después que se los vuela.
—¿No debería encenderse la señal en rojo desde el mismo segundo en que es “gratis”?—
Como seres sociales tenemos la necesidad de coexistir en conjuntos.
He ahí la esencia incuestionable del porqué de la sociedad, del concepto de comunidad, prioridad que viene viajando genéticamente desde tiempos remotos cuando ancestros decidieron sin decidir que era inevitable como toda necesidad, agruparse.
Para lo que no estamos preparados emocionalmente es para coexistir enlazados al cosmos planetario vinculándolos en la inmediatez de la velocidad de la luz con personas que nunca hemos visto y que lo más seguro es que jamás conozcamos, conviviendo sensorialmente en lugares a miles de kilómetros de nuestra realidad concreta y sin embargo, la experiencia es tan cercana.
El punto es que la emoción desconoce que lo que la ha animado no existe de la manera tradicional en el sentido como se ha venido desarrollando nuestra psique a lo largo de miles años pero eso no niega su veracidad.
Es un convencimiento incuestionable aunque provenga de un espejismo. Se activan procesos incapaces de detectar que la reacción viene de algo ilusorio y respondemos, liberando la recompensa de la Dopamina o el abismo de la depresión.
Actualmente, existimos en sub estadios, el material y el virtual.
En el día a día accedemos a la red para asuntos serios como transferencias bancarias, teletrabajo, mensajes vinculantes por WhatsApp, una llamada por este medio a otro continente, en fin; pero también divagamos.
Esos ahogos de distracción sobre los cuales no pagamos no significa que sean gratuitos y allí́ está el trasfondo del todo en el sentido que tal apariencia forma parte del engaño que suspende a la ficción.
Cuando era adolescente, los “me gusta” me los decían en mi cara y los más tímidos, recorrían a mensajitos sin firma; a lo que voy, se están condensando alucinaciones que son asumidas como verdades accesibles. El adolescente y el ya no tanto, aspira a comprobar adictivamente que el número de sus seguidores va en aumento, que hay más y más “Me gusta”, caritas felices y paraísos enlatados.
La popularidad en las redes está creando una juventud que se destroza así́ misma ya que los valores que la esculpen dependen de un simulacro.
La Psicología que solía debatirse en el objeto ayudar al ser individual en sus diversos conflictos desde traumas a enredos existenciales; de pronto ha dado un salto al vacío aportando su conocimiento en pro de la tecnología adictiva animándonos tal aquel triste y famoso perro de Pávlov manipulando nuestras reacciones tras la voracidad insaciable del ir por más y más.

“Se dice que vivimos en una sociedad libre porque tenemos un cierto número de derechos constitucionalmente garantizados. Pero esto no es tan importante como parece. El grado de libertad personal que existe en una sociedad está más determinado por la estructura económica y tecnológica de la sociedad que por sus leyes o por su forma de gobierno.”
Theodore John Kaczynski Alias: Unabomber

Siempre recuerdo este punto en mis reflexiones.
Las revoluciones son totales e irreversibles y a menos que optemos por aislarnos en un bosque a lo Unabomber y viajemos al punto cero, estamos obligados a bebernos la cicuta de las redes. La cuestión es la forma como lo asumimos.
Dilucidar.
No caer en la zanja de convertir a la red en la sustancia de la vida, congraciarse con la belleza táctil, leer, cuestionar, conversar frente a unos ojos, dudar, escuchar música, arar muy dentro hasta tocar al ser sabio que nos late y llenos de inquietudes, navegar hasta alcanzar nuestras cúspides y también, los sótanos tenebrosos. Sembrar criterio.
De títeres invidentes, solo seremos el nuevo perro de Pávlov. El dilema de las redes es la actualización milenaria del poder y del control solo que ahora está tan perfeccionado al punto de ser imperceptible. Eterna conflagración del dominio tras la fachada de la ideología creando artilugios para sustentar al barro contaminado impidiendo que hedor alcance a la superficie y evidencie su verdadero contenido.
Domesticar sutilmente y allí el espanto, ya que “voluntariamente” nos enchufamos por medio de los móviles y ordenadores para alimentar a la “Matrix” de aquella famosa trilogía que cada segundo se hace menos ficticia.

El Conductismo Radical al servicio del Capitalismo de Vigilancia. Llegará el momento de dudar del espejo el libre albedrío será una leyenda urbana y la mente, la paloma del experimento.


Luego del Documental arribó el acto compulsivo de indagar.
Busqué a Burrhus Frederic Skinner y su «Más allá de la libertad y la dignidad» conceptos como Ingeniería Cultural y sus perlas como que la autonomía del ser complica el destino hacia una mejor humanidad ya que frena la posibilidad de aplicar métodos científicos en pro de la organización social.
—¿Acaso somos elementales como las palomas hambrientas que aplicó en sus experimentos de 1948?—
La cuestión es que se están aplicando metodologías sujetas al «Castigo y gratificación”, “graciosos” emoticones, dosis de Dopamina, alimentación de algoritmos que nos conocen, nos intuyen, organizan toda una tipología de publicidad basada en nuestras búsquedas, siguiéndonos, archivando y sucede, que estamos completamente desnudos nutriendo a una inteligencia artificial que envía a cada usuario lo que se adapta a sí, hecho que conlleva que ninguno recibe lo mismo, cada información está sesgada. Somos el gel que amolda a nuestro clon.
Pensando en venganzas Nerds.
—¿Qué tal si fastidiamos un poco a la Matrix y dedicamos cinco minutos diarios a buscar temas que no nos interesen absolutamente para nada? —

“¿Qué es real? ¿Cómo defines lo real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro.”
Morfeo Matrix

Scarlet Cabrera

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1 Comments

  • San Narciso los va a castigar por andar hablando mla de su reino…

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