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Lacan y el Amor. by Ana De Lacalle

Dicen que la curiosidad mató al gato y se añadió posteriormente -en el S.XX- que la satisfacción lo trajo de vuelta.[1] No sé si es mi caso exactamente, pero sí que tardé bastante en volver. Es decir, que aquello que despertó mi deseo de entender me ha llevado largas horas de dedicación y búsqueda.
Hago alusión al hecho de que ayer hallé por casualidad, o no, una frase que se atribuía a Lacan, que conectó con mi interior porque ya yacía allí esculpido. Ante la falta de referencia bibliográfica del aforismo, quise indagar de dónde procedía, ya que supuse que esas letras descontextualizadas, que me habían anonadado, debían o podían tener un significado distinto para el autor. Recordemos que es uno de los grandes referentes del psicoanálisis y que era probable que esta afirmación fuese formulada en ese contexto.
Tarea ardua encontrar en primer lugar una de las obras en las que aparece un fragmento similar -ya que parece ser que es un apotegma que maneja en distintas de sus obras-
Reproduzco la frase a la que hago referencia:
“Amar es dar lo que no se tiene a quien no es”
Tras indagar, bastante, encontré que una expresión similar utiliza Lacan en el Seminario VIII titulado La transferencia[2], en el que expresa “(…) la fórmula del amor es dar lo que no se tiene. (Esta expresión) aparece calcada en el apartado 202 a del Banquete de Platón.”[3] Hay que decir que posteriormente introduce un matiz nada desdeñable: “amar es dar lo que no se tiene -y sólo se puede amar si se hace como si no se tuviese, aunque se tenga-. El amor como respuesta implica el dominio del no tener”[4]. Y a continuación reitera -como en la cita anterior- que eso no es invención suya sino del mismísimo Platón, que se apercibió de que solo la falta, la carencia o miseria pueden albergar el Amor.
Ante la insistencia de Lacan de la autoría de Platón de la susodicha frase, para contrastar cómo lo plantea el maestro griego, acudo a El Banquete. Me veo en la asombrosa, pero fundamental tenerlo en cuenta al leer traducciones, situación de tener que recurrir a tres traducciones -no leo griego- para hallar una expresión similar. Cierto que, de dos de ellas, si ya tienes en mente la frase y forzando el texto puedes derivarlo, peor no es nada obvio. Solo en la de Alianza Editorial. Clásicos de Grecia y Roma traducida por Fernando García Moreno, encuentro una cita similar: “Con respecto a Eros al menos has convenido en que, como consecuencia de su carencia de cosas buenas y bellas, desea eso mismo de lo que está falto”. Es decir, el Amor es carencia, es deseo, por ello amar es dar lo que no se tiene, transmitir esa carencia de lo pleno e inalcanzable. Bien, parece que he hallado una cierta concordancia, aunque no literalidad como afirmaba Lacan, que leía griego.
Advierto, como ya suponía, que estás consideraciones lacanianas están hechas pensando en el contexto del encuadre de un psicoanálisis, impartiendo unas clases para médicos que ejercen de analistas. Así, entiendo que para Lacan el Amor o Eros -que él interpreta como sinónimo en algunos pasajes- es la consciencia de la carencia que todos los humanos padecemos, por lo cual el vínculo amoroso es dar, compartir esa carencia que despierta el deseo de un Otro, a quien no es. Este que no es, no es más que otro carente deseante. Aunque en el contexto del análisis debemos entender que es el paciente que consulta al analista por sus faltas y sufrimientos que estas le generan.
Tras haber aclarado y situado las palabras de Lacan, me tomo la licencia de transferirlas y despojarlas del contexto terapéutico para ver cómo funcionan en la vida cotidiana.
Se ha dicho, lo digo de forma genérica porque no tengo conciencia de dónde lo he leído u oído, que no se puede dar lo que no se tiene. Sin embargo, siempre he tenido la intuición de que hay personas que dan lo que no tienen, eso que en lacaniano es amar; razón por la cual me cautivó la frase con la que me tropecé. Dar lo que se tiene es generosidad, ya que quien siente poco la carencia no deja de hacer un esfuerzo y asumir el riesgo de sentirla con más intensidad. Recordemos que lo que se tiene no se refiere a “cosas materiales”, sino a lo que nos constituye internamente. Ahora bien, dar lo que no se tiene es un gesto que asume el riesgo de quedar muerto, sin nada en el interior. Quienes se entregan de esta manera a otros, para que estos, movidos por su deseo, puedan buscar y atesorar lo bueno, están sacrificándose a sí mismos por el beneficio de otros. No usaré el término altruista para no incitar a los lacanianos a discrepar sobre este punto.
Para explicarme mejor: no siempre quienes no han sido amados son incapaces de dar amor. Cómo se produce este fenómeno lo desconozco. Tan solo puedo intuir que, despojados de lo básico, carentes originarios, han ido absorbiendo las migajas que se han encontrado por el camino, y que su gran capacidad de integrar ese beneficio de los despojos de otros les ha hecho más deseante de cuanto carece, pero simultáneamente más sensibles a las carencias de los otros, a los que han ofrecido incluso lo que ellos no tienen.
Este juego opera de manera peculiar, en cuanto quien no tiene da –ama– y agudiza el deseo, debido a la carencia, de los que reciben ese amor, pudiendo de esta manera buscar con más ahínco para minimizar la falta y verse así beneficiados, siendo más plenos que anteriormente –el que no es– Esto es, aquel que no es no desea porque no tiene ni conciencia de cuanto carece. El amor despierta el deseo, y éste rebusca para satisfacer las necesidades que pueden llegar a tal nivel que vaguemos como muertos.
NOTA: Agradecería a quien sepa en qué obra usa este apotegma por primera vez Lacan, nos lo comunique a todos, por si una servidora u otros lectores desean seguir indagando.
[1] https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/el-curioso-origen-de-la-famosa-expresion-la-curiosidad-mato-al-gato/
[2] Lacan, J “Seminario VIII. La transferencia”. 1960-1961. Editorial Paidós.
[3] Ibid. Pg.145.
[4] Ibd. Pg, 396.

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