domingo, diciembre 3 2023

La comida del tigre

by Aneizar L.

—Tú podrías ser una gran mascota. Pero mi madre me enseñó, a no jugar con la comida.— Intento ignorar al tigre, que me lleva hablando media hora. ¿O una hora? No lo tengo muy claro. No tengo reloj, ni teléfono y no se como marcharme. Mi única compañía, es este bicho que se niega a dejarme.

Pero me deja, y me quedo sola. Grandes copos de nieve caen por encima de mí. El frío recorre cada parte de mi piel, y la angustia del deseo por mi medicación, me impide ver la verdadera realidad. No sé los días que llevo, viajando por mi mente. Lo que si se, es que los días sin dormir, se pasan rápido y se sufren lentos. Los continuos llantos, no me dejan relacionarme con el resto se seres humanos de mi vida. Seres conscientes de su existencia, seres que no son conscientes de la mía. Yo no soy consciente de mi mismo.
¡Maldito sea mi nerviosismo! Ese que aumenta, que engaña a mi mente. Queriendo y sintiendo la necesidad de relajarla con más ansiolíticos. Esos mismos que se duplican en dosis, para hacerme más adicta a ellos. Los oigo como me llaman. No puedo encontrarlos, los oigo como lloran, por mi ausencia y yo con ellos por la suya. Todo un espacio de sin sentido.

Alguien se acerca, arrastra con la boca una manta. Ese estúpido felino parlante, está de regreso. Parece que le importó a alguien, quiere cuidarme. O solo intenta transportarme, para después engullirme.
Ese bicho, vuelve a desaparecer como polvo. El frío cada vez es más fuerte, y sé que las alucinaciones que vivo, superan al resto.

Lejos ya de todo sufrimiento, dejando de padecer. Puedo verme, tirada en ese sofá cochambroso. Como mis ojos, sin brillo y sin vida en la mirada. Se tiñen con un manto blanco. La boca cubierta de espuma, acompaña a las gotas de sudor que quedan en la frente. Todo combinado con el color violáceo que está cogiendo mi piel. El gran tigre, ahora es un pequeño peluche y la nieve ha desaparecido. Pudieron pararme, pudieron identificar mis síntomas. Pero gracias a mi y la terquedad, con la que negué querer ayuda. Todos mis seres queridos, me dejaron sola. Después de meses luchando junto a mí, hasta que les deje claro que yo mandaba en mi vida.

Ahora ya no puede mandar nadie, yo misma arruine eso. Ahora puedo ser libre, hasta de mí. Y mi falta de amor propio. 

Aneizar

1 Comment

Add yours

Deja un comentario

Facebook
Twitter
LinkedIn
A %d blogueros les gusta esto: