Juan entretenía su jubilación observando la vida.
Los últimos días, el objeto de su atención era la ventana de enfrente, que hubiera pasado desapercibida si su vivienda no hubiera dado a un patio interior desde donde una pequeña criatura que asomaba a través del cristal de la ventana le saludaba con su manita.
Ayer Juan intentaba corresponder a su saludo cuando apareció la mamá y retiró al niño de la ventana.
A los pocos días, mientras realizaba su aseo matinal, se percató, al mirarse en el espejo, de que llevaba en su retina la imagen de la carita sonriente.